El país europeo que ha sido azotado por múltiples incendios forestales en lo corrido del 2017 lucha actualmente contra una decena de estos casos, en los que la ausencia de lluvias ha sido uno de las mayores dificultades para erradicarlos.
La falta de precipitaciones y las elevadas temperaturas complican este domingo la extinción de una decena de incendios activos en el centro y el norte de Portugal, donde la situación continúa siendo "muy difícil", según explicaron fuentes de la Autoridad Nacional de Protección Civil (Anpc).
Seis de los fuegos son "preocupantes", según la Anpc, que mantiene movilizados a cerca de 1.400 bomberos y seis aeronaves. El más preocupante es el que afecta al municipio de Pampilhosa da Serra, en el centro del país, en el que están destinados más de 600 bomberos, dos aviones y un helicóptero.
El fuego, que se inició en la noche del viernes y tiene cuatro frentes activos, está localizado en una zona de montaña, lo que está dificultando aun más la tarea de extinción. El incendio ha alcanzado el municipio vecino de Arganil y ha obligado a cortar tres carreteras y a evacuar varias aldeas.
Otro gran incendio que preocupa está en la localidad de Alvaiázere, también en el centro de Portugal, donde están desplegados cerca de 250 bomberos para combatir las llamas, que se desataron durante la tarde del sábado.
Entre enero y septiembre de este año ardieron 215.988 hectáreas forestales en Portugal, lo que supone un 174 % más que la media de los últimos diez años, según datos del Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques luso.
Además, el Gobierno portugués prolongó hasta el 15 de octubre el período crítico de incendios forestales, que normalmente concluye el 30 de septiembre, ante la falta de precipitaciones y la consecuente sequía.