Historia de Medellín a cuentagotas 34

Autor: Luis Fernando Múnera López
17 febrero de 2020 - 12:04 AM

El censo de 1870 encontró que la ciudad tenía 29.765 habitantes. La vida de la ciudad era austera y su gente vivía frugalmente, en medio de alegrías sencillas, unión familiar y tranquilidad.

Rionegro

Con esta entrega completamos el análisis del desarrollo histórico de Medellín durante el siglo diecinueve. A partir del próximo artículo nos proponemos iniciar la reseña de esa historia en los siglos veinte y veintiuno.

Lea también: Historia de Medellín a cuentagotas 33

La sociedad de Medellín a finales del siglo diecinueve

Hacia 1870 Medellín todavía era un pueblo pequeño, pero ya constituía un centro de actividades financieras y comerciales que concentraba los recursos de la industria minera y cafetera de Antioquia. 

El censo de 1870 encontró que la ciudad tenía 29.765 habitantes. La vida de la ciudad era austera y su gente vivía frugalmente, en medio de alegrías sencillas, unión familiar y tranquilidad.

En sus obras, don Tomás Carrasquilla hace la semblanza del Medellín de finales del siglo diecinueve. En su novela Del monte a la ciudad dice lo siguiente:

“Las señoras sólo salían a las iglesias, a visitas y caminatas vespertinas.  Entrar alguna a hoteles o a tiendas era mal visto.  Pláticas de novios por la ventana o señorita sola por la calle hubiera sido casi un deshonor.  Los enamorados se entendían con los ojos, con las carticas, con las entrevistas clandestinas, en casa de alguna vecina patrocinadora.  Novio de familia extraña que fuera a pagar, pedía permiso para visitar la casa y estas visitas constituían un mutuo compromiso.

“En los barrios aristocráticos formaban tertulia los domingos todas las señoritas, fuese en los balcones o en los portones de las casas de un solo piso.  Los vecinos se frecuentaban y el visiteo nocturno armaba plática en los zaguanes y hasta en la calle, a la luz de la Luna y las estrellas, porque sólo ardían faroles de petróleo en el cruce de las calles más céntricas.

“El dinero, como en todo tiempo y lugar, constituía la aristocracia.  Las riquezas conseguidas en las minas y aumentadas por el comercio y la arriería se iban acumulando en esta Villa de la Candelaria, al amparo de esa paz y de ese empuje del trabajo que la sabia política de Berrío, y acaso las mismas instituciones constitucionales, habían establecido en este Estado Soberano

“Mas no vaya a creerse por todo lo expuesto que esta Villa fuese completamente mercantil y filistea, como tanta gente se lo ha supuesto.  Tal vez en ninguna época de nuestra historia regional se ha visto en la tierruca más entusiasmo por la instrucción y el culto ideológico, con nuestras propias iniciativas.  Los dos pedagogos alemanes que había traído Berrío para las dos escuelas normales eran el único elemento extranjero de nuestra instrucción oficial.  El resto lo componían maestros y maestras del país en establecimientos públicos y privados.  Por lo mismo anhelaban las gentes raizales aprender mucho para enseñar algo”.

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María Teresa Uribe reconstruye con gran detalle la estructura social de ese Medellín, y destaca lo siguiente: La ciudad le daba gran importancia a la religión y a la educación. Igual a los gremios económicos, con la agricultura y minería a la cabeza, seguidas por el comercio. La ciudad empezaba a darle importancia a la cultura. Las profesiones liberales más importantes eran los abogados, los médicos y los artesanos, tres gremios que se habían consolidado como importantes de la vida social y económica local.  Apenas empezaban a formarse los primeros ingenieros locales. Las autoridades políticas y religiosas contaban con el respeto y apoyo de la comunidad. Llama la atención que en su reseña quedaran por fuera representantes de otras actividades importantes de la ciudad, como los arrieros, los cargueros, los silleteros, los pequeños comerciantes, las vivanderas, los leñateros o carboneros, los artesanos menores, los mineros independientes, los pulperos, los tenderos, los sirvientes domésticos, los empleados de almacenes, de bancos y de oficinas públicas y los maestros. La mujer también era poco tenida en cuenta.

Fuentes de Consulta:

Carrasquilla, Tomás, Del monte a la ciudad en Hace tiempos, Obras Completas, Editorial Bedout, dos tomos, Medellín, 1957

Uribe, María Teresa. Estructura social de Medellín en la segunda mitad del siglo XIX, en Jorge Orlando Melo, editor, Historia de Medellín dos tomos. Compañía Suramericana de Seguros, Medellín, primera edición 1996, tomo 1 páginas 214 a 233.

Continuará

 

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