Ingeniería y ética profesional

Autor: José Hilario López
18 junio de 2019 - 10:04 PM

La ética en la ingeniería empieza por establecer que la responsabilidad primaria del ingeniero es anteponer la seguridad de la comunidad y de lo público por encima de todo otro interés, cuidando por mitigar el potencial daño, en especial a las comunidades y ecosistemas más vulnerables.

Medellín

José Hilario López

Desde la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos-SAI y la Asociación de Egresados de la Facultad de Minas-Ademinas queremos promover profundos debates sobre las prácticas, sin generalizaciones, en que se ha estado involucrando nuestra profesión, que comprometen la ética de la ingeniería: debates que permitan entender las causas de las protuberantes fallas, atrasos y consecuentes sobrecostos de importantes proyectos de infraestructura que se han estado adelantando en la última década en nuestro país. Pensamos que en estos mismos debates deben participar la Sociedad Colombiana de Ingenieros-SCI y la Asociación Colombiana de Facultades de Ingeniería-Acofi.

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La Ética es una ciencia práctica y normativa que estudia racionalmente la maldad y la bondad de los actos humanos, da guías para “la vida buena”, orienta la conducta práctica, dirige y encauza las decisiones libres del hombre; en resumen, es la rectora de la conducta humana para orientar actos buenos acordes con la razón.

“La vida buena” es un concepto aristotélico reelaborado por la cultura helenística, en especial por los estoicos. “Todo arte (téchne, como lo es la ingeniería) y toda investigación (méthodos) e, igualmente, toda acción (práxis) y libre elección (proháieresis) parecen tender hacia algún bien, por esto se ha manifestado, con razón, que el bien es aquello hacia lo cual tienden todas cosas” (Aristóteles, en “Ética a Nicómaco”). El bien es el orden de la Naturaleza (“un buen árbol de manzano no puede producir sino buenas manzanas”) y el hombre, parte consustancial del mundo natural, se rige por estas mismas leyes, que son las mismas leyes de la razón. La vida buena requiere siempre la presencia del otro, sin la cual sería una contradicción.

El ingeniero, como todo profesional, realiza sus actividades dentro de un marco de ética profesional, por lo cual es necesario empezar por definir los elementos que fundamentan la ética de la ingeniería, para cuyo propósito seguiré dos libros que considero básicos, Ética para ingenieros de los colegas mexicanos Ezequiel Chávez y Cuauhténoc Carbajal y La ética de la ingeniería del ingeniero venezolano Néstor Sánchez, así como mi libro Tiempos de ingeniería y humanismo.

“La ingeniería es la profesión en la cual el conocimiento de las matemáticas y de las ciencias naturales, que se adquieren mediante el estudio, la experimentación y la práctica, se aplica con juicio para desarrollar formas de utilizar, económicamente, los materiales y las fuerzas de la Naturaleza para el beneficio de la humanidad” (Accreditation Board for Engineering, 1982). A lo cual habría que agregar que esa utilización debe velar, en todo, por la preservación de los ecosistemas.

Ahora la pregunta obligada ¿Qué hace que ciertas acciones humanas sean moralmente correctas y otras moralmente incorrectas? Para responder esta pregunta existen cuatro teorías:

1. La ética utilitarista. Según esta teoría el valor moral de las acciones se mide por sus consecuencias calificables por la utilidad producida, definida ésta como el balance de los resultados buenos sobre los malos: nuestras acciones deben producir siempre la mayor utilidad. 2. La ética del deber. Esta teoría sostiene que hay acciones que deben realizarse, aunque al hacerlo no siempre se produzca la mayor utilidad, por ejemplo, ser justo, ser honesto. 3. La ética de los derechos. Según esta teoría una acción es moralmente correcta si no viola los derechos de otras personas y 4. La ética de la virtud. Esta teoría considera correcta una acción si sustenta rasgos buenos del carácter (virtudes), la vida buena que ya definimos, y la considera incorrecta si manifiesta rasgos malos.

El ingeniero debe realizar su trabajo profesional dentro de un marco ético más allá del utilitarismo, considerado éste como el mayor rendimiento capitalista de la inversión. La ingeniería es una actividad puesta de manera honrada al servicio de la sociedad, y es así como la finalidad del trabajo profesional es el bien común. Un ingeniero debe tener una sólida formación intelectual y moral. La formación intelectual consiste en el cúmulo de conocimientos que lo hacen apto para desarrollar trabajos especializados y complejos, de esto se deduce la responsabilidad que tiene el profesional de estar actualizado sobre los avances científicos y técnicos de su especialidad. La formación moral radica en su integridad como persona, lo cual le confiere dignidad, seriedad y honestidad, aplicable tanto a los negocios como a su vida personal; es también la aptitud personal para enmarcar su esfera profesional en un amplio horizonte humanístico. La capacidad moral le da mayor relieve a su propio trabajo y, además, lo hace valer en su medio social y laboral no sólo como profesional, sino como persona buena.

En nuestro país se cuenta con un Código de ética para la ingeniería, donde se establecen reglas generales de conducta para el ejercicio profesional, que sirvan de guía para la evaluación de la moralidad de nuestras actuaciones individuales y, por otro lado, declara intención de la profesión el cumplir con la sociedad a la cual debe servir con lealtad y diligencia, así como respetar la dignidad que la misma profesión merece. En este código, entre otras directrices, se exige que los ingenieros realicen un verdadero trabajo profesional ajustándose a las normas de calidad, se reglamentan las relaciones de trabajo con quien ha contratado sus servicios y se obliga a guardar el secreto profesional. Creemos que es necesario ir más allá, mediante la práctica virtuosa para la vida buena.

Para concluir algunas consideraciones sobre el marco ético, la práctica virtuosa para la vida buena que hemos llamado, que debe regir nuestra profesión, que empieza por establecer que la responsabilidad primaria del ingeniero es anteponer la seguridad de la comunidad y de lo público por encima de todo otro interés; así mismo debe tener sensibilidad cuidando por mitigar el potencial daño, en especial a las comunidades y ecosistemas más vulnerables: dada una elección siempre debe optar por su protección y seguridad. Los ingenieros afrontan de manera permanente el reto de concebir soluciones para problemas dentro de un escenario dado de costo-beneficio y tiempo, las cuales jamás deben comprometer la seguridad y bienestar de los usuarios de sus obras.

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P.D. Acojo la observación del reconocido ingeniero y empresario de la industria de la construcción, colega José Jairo Correa, en el sentido de aclarar que cuando he hablado de crisis en la ingeniería no quise generalizar, ya que en nuestra región hay proyectos de infraestructura que avanzan sin contratiempos, tales como Pacífico 2, Pacífico 3 y el Túnel de Oriente.

 

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Comentarios:

Edgar
Edgar
2019-06-19 12:16:51
Excelente exposición que debería incluir otras profesiones, como la medicina, donde proliferan los comerciantes que buscan afanosamente su propio lucro personal, dejando muy atrás en la historia a los que fueron dignos médicos de cabecera, que siempre estaban listos a curar, sin importar la hora y el sitio.

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