La cuarta entrega de las Leyendas del Deporte está destinada para Iván Molina, quien se apuntó el primer gran triunfo internacional para el tenis colombiano.
Colombia celebró el año pasado los históricos títulos de Juan Sebastián Cabal y Robert Farah en el dobles de dos de los cuatro Grand Slam de la temporada: Wimbledon y el US Open. Dos acontecimientos que elevaron el tenis de nuestro país hasta lo más alto y le entregaron otro estatus ante el mundo.
Sin embargo, el camino para llegar a estas grandes gestas comenzó muchos años atrás. Colombia realmente comenzó a figurar en el plano internacional en la década de los 70, cuando apareció una camada de talentosos deportistas que llevaron al tenis nacional a otro nivel.
Iván Molina, Jairo Velasco, Orlando Agudelo y Álvaro Betancur encabezaron una generación sobresaliente, cuyo pico máximo se produjo en 1974, cuando llegó un hito impensado: venció a Estados Unidos en Bogotá (4-1), en la Zona Americana de la Copa Davis.
Iván Molina encabezó una generación sobresaliente de tenistas colombianos en los años 70.
Toda una hazaña para el equipo nacional, comandado por el capitán, Darío Behar, que se dio el gusto de vencer al equipo norteamericano, hasta ese momento campeón en 24 ocasiones de la Davis, y acudió a la capital colombiana con un elenco conformado por Harold Solomon, Erik Van Dillen y Charlie Passarel.
Esa impecable actuación fue la antesala para lo que llegó seis meses después: Iván Molina levantó el trofeo de campeón en dobles mixtos de Roland Garros, haciendo pareja ni más ni menos que con la checa Martina Navratilova, leyenda viviente del tenis femenino, ganadora de 59 torneos Grand Slam (18 en individual, 31 en dobles y 10 en dobles mixtos). Curiosamente, el primero de todos ellos fue el que consiguió haciendo pareja con el antioqueño, natural del municipio de Maceo.
Tan épico fue el final de la historia como sencilla la designación de Navratilova como su pareja. Así lo recordó la gloria del tenis nacional: “Ya nos conocíamos de antes, teníamos amistad. Resulta que antes de Roland Garros coincidimos en un torneo en Hamburgo, Alemania, y una tarde que estábamos almorzando en compañía de otros compañeros tenistas ella me propuso que jugásemos juntos el dobles mixtos y por supuesto acepté. Ahí nació todo”.
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La consagración
Molina y Navratilova ganaron el dobles mixtos de Roland Garros sin ceder un solo set. El camino inició con un estreno sin jugar, por el retiro prematuro de la pareja del colombiano Jairo Velasco y la argentina Raquel Giscafre. En Octavos superaron a los franceses Odile de Rubin y Jean-Baptiste Chanfreau por doble 6-2, en Cuartos hicieron lo propio ante la checa Regina Marsikova y el australiano Dick Crealy (6-0 y 7-5) y en semifinales vencieron a los locales Gail Sherriff y Patrice Domínguez (6-3 y 7-6). En la final le ganaron con un doble 6-3 a los mexicanos Rosie Darmon y Marcelo Lara.
“Fue un placer, un privilegio jugar y compartir ese título con Martina. Fue el primer Grand Slam que ganó ella y el único mío, una gran alegría que ahora la revalidan con sus gestas Robert Farah y Sebastián Cabal y esperamos que no pasen muchos años para que Colombia vuelva a ganar un major”, aseguró Molina, quien está radicado desde hace varios años en Estados Unidos, donde se dedica a formar y a entrenar nuevos talentos.
Las hazañas de Iván Molina no pararon ahí. En su destacada trayectoria se dio el lujo de vencer a leyendas de la raqueta, como los estadounidenses Arthur Ash y Rod Laver, este último considerado para muchos el mejor de todos los tiempos. Es el único hombre que ha ganado los cuatro títulos de Grand Slam en un mismo año, en dos ocasiones (1962 y 1969).
“A (Rod) Laver tuve la inmensa fortuna de ganarle dos veces. La primera vez fue en Canadá y la siguiente en New Hampshire, Estados Unidos. Me felicitó, era un caballero y quedó un recuerdo imborrable”, recordó el crédito antioqueño, quien además en ese inolvidable 1974 conquistó el título del dobles del ATP 250 de Kitzbuhel, Austria, junto con Jairo Velasco, su rival en el plano nacional y compañero de mil batallas en la Copa Davis y demás certámenes internacionales.