En el país de las normas, como lo es Colombia, en donde hay ríos y mares enteros de disposiciones anticorrupción, lo que falta es aplicarlas.
Se ha armado tremenda furrusca, con la controversial temática de congelar o rebajar los salarios de los congresistas. Por este embeleco, Antonio Navarro Wolff dice que “le salió la quinta pata al gato”. Y es que esto es de trascendencia máxima, porque el artículo 187 de la Constitución Nacional dice que “la asignación de los miembros del Congreso se reajustará cada año en proporción igual al promedio ponderado de los cambios ocurridos en la remuneración de los servidores de la administración central, según certificación que para el efecto expida el Contralor General de la República”. Entonces, unos se inclinan bien por la vía de reformar la constitución y modificar el artículo reseñado, y otros se encaminan por disminuir gradualmente los salarios de los congresistas, año por año, por medio de una ley de república. Pura discusión de juristas. Con sobrada razón, Hernando Herrera, abogado y analista de Caracol, recomendó que antes de seguir en este berenjenal se debería solicitar un concepto técnico a la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado.
Veamos el espejo retrovisor. Todavía muchos recordamos como en octubre de 2001, el Presidente Andrés Pastrana tuvo que servir de árbitro para superar las diferencias conceptuales de los ministros de Hacienda, Juan Manuel Santos, y de Trabajo, Angelino Garzón, sobre el fallo de la Corte Constitucional vinculado con el reajuste salarial de los empleados oficiales, ante la propuesta gubernamental de no generar aumentos en los servidores públicos. Al decir de la Corte, si los salarios se congelan, pierden el poder adquisitivo. Y sentenció: 1. Todos los servidores públicos tienen derecho a mantener el poder adquisitivo real de su sueldo; 2. Los salarios deben aumentar cada año en términos nominales. Ese es un antecedente no menor. Y hay otra circunstancia no despreciable y es la de que los grandes constitucionalistas del país, dijeron que la pregunta # 1 de la consulta anticorrupción última era demandable y si pasaba el umbral, la tumbaba la Corte Constitucional, porque por este mecanismo (de consulta) no se pueden aprobar asuntos inherentes al presupuesto nacional.
En el país de las normas, como lo es Colombia, en donde hay ríos y mares enteros de disposiciones anticorrupción, lo que falta es aplicarlas. Esto de “tocar” los salarios es una candela, porque se vienen normas sustantivas laborales y hasta de tratados internacionales que golpetean ese propósito. La famosa pregunta # 1 de la consulta, inquiría: “¿Aprueba usted reducir el salario de los congresistas de 40 a 25 S. M. L. M., fijando un tope de 25 S. M. L. M. como máxima remuneración mensual de los congresistas y altos funcionarios del Estado, señalados en el artículo 187 de la Constitución Política? Entre otras cosas, solo a Claudia López se le ocurre que si se congelan o rebajan los salarios altos, se acaba la corrupción. Hay que vigilar son otras cosas: la mermelada, las coimas, la injerencia en nombramientos, el serrucho, etc. Pero volviendo al tema que nos ocupa, lo cierto es que esta materia no es nueva ni está patentada por Claudia López, que es la que más alharaca ha hecho. Hasta por firmas se intentó una vez (más de 140.000) y todo terminó engavetado en la comisión primera. Proyectos de ley han dormido el sueño de los justas, de igual manera.
Esta temática es muy espinosa, porque la propia Ley 4ª de 1992 establece que ningún servidor público puede tener una remuneración superior a un congresista. Y en emolumentos cercanos, están magistrados, procuradores, contralores, fiscales, defensores del pueblo, registradores, etc.). Se dice que hay 1.920 cargos del orden nacional cercanos al salario de los congresistas. ¿Ustedes creen que la batalla es sencilla? Es que no es solo contra los congresistas, es contra todo el alud de encopetados dignatarios que están en vilo con la decisión, porque les lastima sus bolsillos. Sí, esta es la quinta pata del gato, como dijo Navarro Wolff. Incluso, desde otro alerón, la senadora Paola Holguín radicó proyecto de ley sobre salarios de congresistas, en pro de congelarlos por cuatro años, como salida del déficit fiscal. Entonces, desde muchos frentes se ataca esta materia. No está escriturada a Claudia López, la populista que disfruta reinar desde el caos y la anarquía, jugando para la tribuna. La alcaldía de Bogotá, la tiene entre ceja y ceja. Ella sabe que aquí hay votos y este tema desparrama tarjetones.