La Cuba de Miguel Díaz Canel

Autor: Rafael Bravo
22 abril de 2018 - 12:07 AM

Entre los cubanos hay una sensación de fracaso generalizado pues la calidad de vida es precaria, la alimentación y el vestuario escasean, la vivienda es inexistente al igual que el agua potable y el transporte público

Hay un nuevo gobernante en Cuba nacido durante la revolución y quien a lo largo de su vida le ha servido a la causa castrista. “Es un apparatchik discreto, pragmático y nada dado a las innovaciones, rasgo muy perseguido por los inquisidores en todas las épocas”, según lo define uno de los más agudos críticos del régimen, Carlos Alberto Montaner. Pero también hay quienes alaban su labor como ministro de educación, defensor de los homosexuales, abierto al cambio y un líder efectivo. Miguel Díaz Canel, un ingeniero electrónico de 57 años asumió como jefe de estado en reemplazo de Raúl Castro.

Vea: Papa Francisco envió mensaje de esperanza para los jóvenes cubanos

Luego de casi 6 décadas de mando bajo los hermanos Castro, entre los cubanos hay una sensación de fracaso generalizado pues la calidad de vida es precaria, la alimentación y el vestuario escasean, la vivienda es inexistente al igual que el agua potable y el transporte público. Ciertamente ha habido grandes progresos en salud y educación. Pero ¿de qué sirve educarse si no hay oportunidades ni fuentes de trabajo?

La apertura diplomática iniciada por Barack Obama se vio frustrada por el temor de la cúpula de perder el control y la indecisión sobre un cambio hacia un modelo de economía mixta que produciría un nuevo esquema de distribución del ingreso, incompatible con la ortodoxia marxista. Díaz Canel tendrá que idearse como resucitar la economía en momentos en que Trump quiere desengancharse de las políticas de su antecesor. Los cubanos han pasado del verano de Obama al invierno de Trump.

Propiciar un cambio para que todo siga igual es un engaño. Los isleños ya saben que la iniciativa privada y las libertades económicas son la salida al estatismo e ineficiencia de la burocracia central.  Raúl Castro se atrevió a darles a sus ciudadanos la opción de ser empresarios y de un momento a otro le puso el freno a  la expedición de licencias para la operación de restaurantes, taxis y franquicias de Airnb, servicios para un sector que trae divisas a un país que las necesita con apremio. Todo porque había gente viviendo mejor que otra según algunos en la cúpula del partido.

La democracia pese a sus imperfecciones, es el único “régimen” que garantiza la autoridad sin purgas ni violencia. En Cuba no es la ciudadanía sino el estado quien elige a sus líderes. Esta vez la elección de Díaz Canel aporta elementos diferentes que podrían servir para una reforma de un sistema que se reproduce a sí mismo. Si bien Raúl conserva los hilos del poder y concentra las principales decisiones hasta 2021 que será la fecha oficial de retiro, el recién posesionado presidente deberá responder a la expectativa de renovación política de la isla.

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La política exterior de Cuba seguirá igual por el momento. Muy seguramente, Díaz Canel buscará conservar una relación de mutuo beneficio con Venezuela a pesar de las dificultades económicas de ese país. La impopularidad del gobierno Maduro y la posibilidad de un colapso del gobierno venezolano son variables que estarán presentes en el inmediato futuro.

Díaz Canel debe reconocer que por encima de todo su mandato es generar crecimiento económico a través de la inversión extranjera a pesar del temor de la burocracia que teme por sus empleos. Quienes piensan que la revolución va a sacudir el status quo en el inmediato futuro es una quimera. De Patria o Muerte al Cambio es Ahora debiera ser el mantra del nuevo presidente.

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