Por RICARDO REYES JIMÉNEZ

En nuestra columna anterior explicábamos que la respuesta a la presión ambiental que generamos con nuestro modo de vida no está en eliminar el consumo de productos o materias primas, porque es necesario que exista una economía de bienes y servicios que nos permita satisfacer nuestras necesidades básicas.

En este punto, toma relevancia la economía circular y para entenderla es necesario explicar qué es la economía lineal. Tradicionalmente, hemos producido bienes a partir de recursos naturales limitados, transformándolos a través de procesos que consumen energía y agua, nuevos residuos, gases y lixiviados que contaminan los ecosistemas; finalmente consumimos los bienes y desechamos los residuos y los empaques que los protegen. Este modelo de consumo, asociado al crecimiento de la población humana y el de sus mascotas, está generando una presión insostenible sobre el planeta.

El concepto de la economía circular es un término que resaltamos para explicar y adaptar nuestros procesos a partir del ejemplo que nos brindan los ecosistemas, para mantener sus ciclos en equilibrio. Las cadenas alimenticias, tienen flujos de energía y nutrientes, que siempre vuelven al sistema cuando mueren los eslabones de la cadena; por eso, se plantea un modelo de recirculación de materiales que nos permita producir bienes, utilizarlos y reincorporarlos.

Diferentes autores han definido acciones que permiten fortalecer el concepto de economía circular y brindar herramientas que apunten a estimular el equilibrio ambiental, social y económico. El ciclo abarca el ecodiseño, reúso, reparación, restauración, remanufacturación, reducción, reciclaje y recuperación, entre otros.

Hasta hace poco, la primera opción para cerrar los ciclos se enfocaba en el reciclaje, pero ahora entendemos mejor nuestros procesos y los modelos desde la economía circular, que nos permiten la transformación de los residuos para convertirlos en materias primas. ¿Cómo podemos ilustrar esto? Un programa de comercialización de teléfonos celulares de segunda mano permitiría ahorrar muchos recursos naturales y energía al eliminar los procesos de recolección, desarme, separación y transformación.

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¿Y porque hablamos de ecodiseño? Si redefinimos las características de las materias primas y los productos que fabricamos basados en el cierre del ciclo, seguramente podremos tener materiales reutilizables, más durables, fáciles de desarmar, y en general, con un conjunto de atributos que permita reincorporarlos a los ciclos productivos.

La política y las normas ambientales en Colombia se han adaptado en los últimos años desde el Conpes 3874/16 de gestión integral de residuos hacia el Conpes 3934 que contiene la política de crecimiento verde, con un enfoque más orientado en la economía circular. Además de contar con un conjunto de normas que apoyan a los sectores por actividad industrial y por material, también han surgido normas como la resolución 1407/18 que extiende la responsabilidad de la gestión de los residuos a los productores de bienes.

Desde Socya creemos que la cultura es la base para construir un modelo circular

Al final, lo que se pretende es que seamos más conscientes del impacto de nuestro modelo de consumo, que entendamos cómo se dan esos impactos y que implementemos prácticas y hábitos más adecuados. La solución no está en las normas del Estado o en las acciones independientes de los productores de bienes y servicios; la solución está en las iniciativas conjuntas de todos los actores sociales, y es esto, lo que reconocemos como cultura circular; si logramos incorporar un sentido de responsabilidad ambiental desde los equipos de trabajo que extraen los recursos naturales, hasta los consumidores finales, lograremos generar un cambio en nuestra cultura de producción y consumo, en busca del equilibrio ambiental, social y económico.