Como preámbulo al pacto mundial por la migración, el organismo multilateral presentó un informe que habla de los beneficios que representa la migración para los países receptores.
La ONU recomendó a los países ricos que se abran a la inmigración o, de lo contrario, sufrirán un retroceso poblacional y económico, y ni siquiera conseguirán impedir la entrada de inmigrantes, que lo harán de forma irregular.
El secretario general de la ONU, António Guterres, presentó este jueves un informe a la Asamblea General que servirá de base para la negociación este año del Pacto Mundial para una Migración Segura, Regular y Ordenada.
El acuerdo internacional, del que se hizo a un lado Estados Unidos, debe ser aprobado en una cumbre en Marruecos el próximo diciembre.
Guterres dijo que los países que ponen "obstáculos mayores" a la migración se están "autolesionando económicamente" y defendió que una política abierta "maximiza los beneficios" de la migración y es la mejor forma de acabar con las mafias que trafican con personas.
El secretario general de la ONU defendió que "la migración impulsa el crecimiento económico, reduce la desigualdad, conecta sociedades diversas y nos ayuda a manejar las olas demográficas de aumento y descenso de la población".
La representante especial para la Migración Internacional, Louise Arbour, dijo que el informe quiere cambiar la "narrativa" de que los inmigrantes llegan para "robar los trabajos" y debe servir para que las políticas de migración se basen "en la realidad y no en la ficción".
Arbour alertó que si los países desarrollados tienen un nivel de migración cero (es decir, si registran el mismo número de inmigrantes que de emigrantes) su población se reducirá entre 2020 y 2025 un 9%, algo que impediría el progreso económico.
La representante recomendó que los países extiendan las "vías legales" para migrar o regularizar el estatus migratorio porque "a ninguna de las partes le interesa" que una persona viva y trabaje en un país al margen del sistema legal.
El Pacto Mundial por la Migración cuenta, antes de su nacimiento, con el lastre de la salida de Estados Unidos, que considera que el proyecto choca directamente con los principios del presidente Donald Trump en materia migratoria.
De la mano de Trump, Washington apuesta por políticas más estrictas y en el último año ha adoptado numerosas medidas en esa línea.
Este mes, dio un paso más allá al anunciar la cancelación del estatus de protección temporal (TPS) que beneficia a unos 195.000 salvadoreños, que en su mayoría viven en EE. UU. desde hace al menos 20 años.
En un mensaje que bien podría dirigirse a Trump, Arbour animó a los líderes políticos a reflexionar sobre los "efectos desestabilizadores" de no dar la ciudadanía a inmigrantes que llevan años residiendo en su país o incluso, en el peor de los casos, deportarlos.
La representante advirtió del impacto negativo que tendría no solo para el inmigrante, sino para "sus empresas, sus familiares o sus barrios", y recordó que estos migrantes suelen aceptar los trabajos que nadie más quiere.
Arbour cuestionó si los países ricos realmente quieren "desestabilizar" a los estados más pobres, especialmente si son sus vecinos, llevando a cabo importantes deportaciones.
Según el informe, los migrantes gastan el 85% de su sueldo en el país donde viven, y el 15% lo envían a sus países de origen, generando 600.000 millones de dólares en remesas, 450.000 de los cuales van a países en vías de desarrollo.
Esta cifra representa hasta tres veces la cantidad que se invierte en ayudas para el desarrollo internacional y para algunos países las remesas representan el 20% de su PIB.
En el mundo hay unos 258 millones de migrantes, que la ONU define como personas que cruzan una frontera internacional para vivir y trabajar en otro país por un periodo de al menos un año.
Del total, el 10% (25 millones) son refugiados o demandantes de asilo, y el resto son migrantes "económicos", un término que la ONU cree que se usa de forma "peyorativa", ya que puede dar a entender que les mueve la "codicia", en lugar de la pobreza.
El número de migrantes, que representan en torno al 3,5% de la población mundial, se ha disparado un 49% en lo que va de siglo y, según la ONU, la tendencia indica que continuará aumentando.