La baraja de Darío Villegas

Autor: Daniel Grajales Tabares
18 junio de 2017 - 02:00 PM

El artista Darío Villegas habla de La baraja del buen viajero, una obra que reúne sus intereses plásticos, espirituales e intelectuales, la cual será exhibida por segunda vez este año en la Galería Casa Cano (Bogotá) en los próximos meses

Medellín

Darío Villegas es signo virgo y dice que de la simbología de esa figura zodiacal tiene lo ordenado, lo metódico, aunque no le interesa tanto el ejercicio del astrólogo. Ve el tarot como “un juego que involucra la realidad por su capacidad de resonancia simbólica”, dice que la magia de ese conocimiento está en “la sincronía de los símbolos y los estados interiores de un ser humano”. 


Una conexión entre los arquetipos, los símbolos y la manera en que los seres humanos piensan su futuro es la que ha querido plasmar en La baraja del buen viajero, proyecto artístico que viene desarrollando durante su trayectoria, en una relación que comenzó inicialmente con lecturas, cercanía al tarot, evolucionando después a una creación estética, plástica. 


El creador habló de sus búsquedas con esta obra que puede ser vista a través del sitio web http://darioville.blogspot.com.co/, la cual exhibirá en la capital del país, donde vive, próximamente. 

 

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Darío, usted plantea que el arte puede sanar, ¿de qué quisiera sanar a un país como Colombia con su arte, con su baraja?
Temas como la magia y el misterio lo que nos dejan es la sensación de que el mundo es más amplio, que tiene complejidades diferentes a todo lo que nos enseñaron en esa visión ‘normal’ de realidad en la que nos educaron. Las posibilidades que abren estos temas son de que esta vida sea más amplia, que hagamos manejos distintos sobre ellos. La magia la entiendo como la capacidad que puede tener alguien de llegar a crear su propia realidad y es un poder, uno al que uno quisiera saber cómo acceder, cómo lograr ese poder personal para determinar cómo quiere que la vida le vaya yendo. 


La vida, si no la definimos nosotros mismos, nos llega definida desde afuera: por las creencias, por la economía, por la cultura, por los demás. La magia es una dimensión bien importante de la vida, en la que el deseo accede a un grado de poder que le permite desplegarse.


Eso no quiere decir que yo haya encontrado tales o cuales secretos de la magia, o que practique cual magia, sino que la magia como metáfora nos permite asumir un poder personal y así vivir la vida que uno quiere vivir, no la que le toque o le fabriquen desde afuera.

 

¿Cuál ha sido su conexión con el tema del tarot y qué tarots lo impactaron?
Yo empecé a leer y a interesarme por el tarot a principios de los años 90, tenía un tarot de Marsella, luego una baraja Rider Waite, que son las dos más conocidas, así como el llamado ‘tarot de las brujas’, que es muy bello gráficamente. También está el tarot egipcio con una realización distinta a las de Marsella. 


Lo que considero es que, cualquiera sea la versión que uno prefiera, es su producción de imágenes simbólicas, de sincronizarse con los estados interiores de las personas que arrojan las cartas o que las consultan. Yo empecé a ver esa fenomenología, algo que oculta pero que no se puede poner bajo la lupa, porque no va a ocurrir que yo tire las cartas y que se me repitan. El hecho de que no pueda repetir la experiencia no le permite ser una experiencia científica, o que la tirada no corresponda al estado de la persona. Las barajas sincronizan con los estados interiores y eso fue lo que descubrí: fue como; “wow, esto me responde, esto no es un desorden aleatorio”. Me llamó la atención la capacidad de sugerir, de generar un diálogo, un pensamiento en torno a unos problemas determinados que uno quisiera mirar a través de las cartas. 


Los seres humanos somos bestias mágicas, esa es otra manera de decir que ‘somos seres espirituales’. El espíritu o la conciencia siempre están tratando de determinar la realidad. Normalmente, cuando hago una lectura jamás pienso en cuestiones predictivas, sino que los símbolos están en relación con una situación dada y lo que hago es interpretar esas configuraciones. Antes usaba el tarot, ahora lo que utilizo es mi propia baraja. 

 

Según ha escrito, encuentra relaciones de los símbolos del mundo ¿cuáles de las asociaciones entre todas las culturas quisiera destacar?
Esas asociaciones existen, uno puede encontrarse en lo gráfico espirales o simbolizaciones de la serpiente en todas las culturas antiguas. En lo cultural, como especie siempre nos hemos preocupado por armar un entorno en el que la vida pueda florecer, los hijos puedan crecer y la sociedad misma pueda seguir creciendo. En lo religioso hay una filosofía eterna, que vendría a ser el común denominador de todas las creencias religiosas del planeta. 


Así, uno siempre se va a encontrar elementos de afinidad, pero, al mismo tiempo, va a encontrar que los seres humanos hacemos demasiado énfasis en las diferencias. 
Esas afinidades nos permiten reconocernos como humanos y funcionar como civilización, como cultura humana universal, en el que las comunicaciones supuestamente están borrando las fronteras, aunque vemos que si bien esas fronteras las borra la información también vemos cómo la cierra la economía. 


Puede uno hacer énfasis en lo que hay de afín pero también en lo que tenemos distinto. Es cuestión de óptica, de dónde nos situamos.

 

¿Qué de los planteamientos del psicoanálisis ha querido enfatizar con su trabajo?
Empecé por el psicoanálisis freudiano, estuve asistiendo a ocho materias de Psicoanálisis en la Universidad de Nacional aquí en Bogotá, asistía, era amigo de los profesores, les ilustraba revistas. Lo que pasa es que hay otro montón de enfoques y a mí me interesan, como las terapias, el crecimiento personal, la espiritualidad, desde el tema religioso hasta lo más práctico tipo coaching.  Tuve que investigar bastante para la realización de la Baraja, porque es una baraja de símbolos, arquetipos, situaciones, contenidos de conciencia y factores psíquicos que siempre están en la vida. Entonces, por ejemplo, el amor va a estar siempre aunque no esté, así sea en la ausencia estará. Lo mismo el conflicto, la solución del conflicto, porque son situaciones arquetípicas. 


Cuando me decidí a pintar la baraja, que era una especie de sueño, una idea sin realizar, un plan, mi opción era copiarme un tarot, o hacer algún tipo de copia disimulada; pero no tenía sentido para mí hacer las cosas de esa manera. 

 

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Entonces, se me ocurrió hacer una baraja de contenidos psíquicos, de conciencias. La baraja no es el tarot como tal, parte del tarot, pero no está como él en arcanos mayores o arcanos menores, no hay cartas que tengan más peso que otras, esta es una baraja horizontal, no hay esas jerarquías. 


Incluye al tarot sí, en cierto sentido, porque los arcanos mayores del tarot son arquetipos de conciencia que uno no puede pasar por alto. Algunos los usé como son, otros los modifiqué, los transformé en imágenes que me parecieron más contemporáneas. La imaginería del tarot es una imaginería medieval, entonces siempre queda un poco extemporáneo. Para mí el sentido era poner algo contemporáneo, eso explica el eclecticismo de mi baraja, porque tomé referencias de todas las culturales, de todo lo que me llamó, lo que llegó a mi puerta como parte de un significado. Hay cosas que son hindúes, otras orientales. 


El psicoanálisis es muy importante en mi planteamiento de esta baraja, porque, desde diferentes autores, el tema del inconsciente es fundamental, el hecho de que el 97% de nuestra siquis pase desapercibido, del que no sabemos nada e ignoramos, es tremendo. El inconsciente es un saber que el sujeto ignora, es una definición que nos dice lo importante que es para el conocimiento personal. 

 

¿Cuál fue ese agitado periodo personal que se dio en 2010 por el que comenzó a hacer su baraja?
En ese momento tuve un síntoma de pareja, me separé de alguien a quien quería muchísimo, al mismo tiempo mi papá se enfermó gravemente y murió seis meses después. Fue un momento muy difícil, muy duro de atravesar. 

 

¿Por qué decidió que la técnica sería la acuarela?
Es una técnica que trabajo hace años, soy acuarelistas. Hay técnicas que te pueden gustar, te puede gustar el violín, el piano y yo escogí como instrumento la acuarela. Es preciosa, la adoro. 

 

¿Qué influencias pictóricas (del arte colombiano sobre todo) hay en su obra?
Para mí la influencia fundamental es el maestro Antonio Roda. En algún momento también el grabador Augusto Rendón, pero hoy me siento más cercano a Roda que a Rendón. Empecé como dibujante, solo con los años añadí el color a mi trabajo. 

 

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