Desde hace más de una década, usuarios en internet han difundo un texto bajo el nombre de Gabriel García Márquez, el cual resultó ser falso.
Una supuesta carta de despedida de Gabriel García Márquez que circula en internet desde hace más de una década, fue difundida recientemente por usuarios en las redes sociales.
El texto titulado "La Marioneta", fue atribuido a García Márquez, quien lo habría enviado a sus amigos al poco tiempo de haber sido diagnosticado con cáncer linfático.
En el #Cazamentiras consultamos con Jaime Abello Banfi director de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (Fnpi), quien señaló que dicha carta es falsa.
“Esa carta es una pionera de la falta de información en internet, empezó a circular desde hace muchos años cuando Gabo estaba vivo, y aún hoy, la gente la sigue replicando como si fuera algo reciente”, dijo Abello.
El verdadero autor del escrito es el comediante Johnny Welch, quien en ese entonces declaró a medios de comunicación que “la bola de nieve empezó durante una teletón en Santiago de Chile”.
Cabe destacar que el propio García Márquez desmintió dicho texto en una entrevista al diario El País en el año 2000, en el que señaló: “Lo único que me preocupa es que me muera por la vergüenza de que crean que yo escribí algo tan cursi. Lo leí hace poco, y lo que más me sorprendió es que mis lectores pudieran creer que fue escrito por mí”.
Para Abello Banfi, “esta es una carta que incluso los expertos en García Márquez dijeron que no era autentica, porque no corresponde ni al estilo, ni al modo de pensar de Gabo”.
Un aparte del texto compartido es el siguiente:
“Cuando Gabriel García Márquez se retira de la vida pública por padecer cáncer linfático, envió una carta de despedida a sus amigos.
Es verdaderamente conmovedora; está escrita por él; uno de los latinoamericanos más brillantes de los últimos tiempos.
Dice así:
‘Si por un instante Dios me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen.
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse’”...
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