Hasta el pasado 17 de noviembre, 244 infantes menores de 5 años habían muerto por desnutrición. A esta tragedia se suma la de la obesidad en niños y adolescentes, condición potencialmente mortal que afecta a la mitad de los colombianos. Ambos males se combaten con voluntad política.
A los adolescentes de las ciudades colombianas los está atacando el mal que mata a niños guajiros, chocoanos e indígenas: la mala alimentación. La de los jóvenes, por consumo excesivo de comidas que hacen daño; la de los bebés y más chicos, porque carecen de agua potable y alimentos sanos. Unos llevan a cuestas el sobrepeso que los deforma, otros revelan su hambre en la piel descolorida que se pega de sus huesos.
Escolares obesos y malnutridos que están entre los 13 y 17 años e infantes famélicos y desnutridos entre los 0 y 5 años le enrostran al Congreso y el Gobierno su indolencia para definir una política nutricional que pueda educar sobre los alimentos dañinos, como la tienen países como Chile, al tiempo que ofrecer atención y apoyo a los carentes.
La malnutrición por consumo de alimentos procesados y abundantes en azúcares o grasas, como cereales, bebidas azucaradas, comidas rápidas o alimentos fritos, acosa ahora a los escolares que tienen entre 13 y 17 años, según lo demostraron la Encuesta de seguridad alimentaria y nutricional, Ensin, y la Encuesta nacional de Salud Escolar, Ense, estudios de Minsalud.
La Ensin demostró que en 2015, el 17,9% de los adolescentes escolares sufría obesidad, un problema causado prioritariamente por malos hábitos, en especial el sedentarismo y la mala alimentación, según explica el pediatra Sergio Laasch.
No siempre comer es alimentarse
Los datos de la Ense confirman que los problemas alimentarios de los adolescentes escolares tienen gran relación con la forma de alimentarse. La encuesta, que presentó el Ministerio de Salud, revela que el 86,9% de los estudiantes que tienen entre 14 y 17 años no consume las frutas y verduras que recomienda la OMS y el 71,5% de ellos no consume los lácteos necesarios.
En vez de tomar alimentos nutritivos, los escolares adolescentes en Colombia consumen alimentos que aumentan su propensión a la obesidad y que no les ofrecen nutrientes satisfactorios: el 82,4% consumen comidas en paquete, que son altas en grasas; el 74% consumieron bebidas azucaradas por lo menos una vez al día; el 52% come fritos regularmente, y el 14,8% ha tomado comidas rápidas más de tres veces a la semana.
Si el panorama nacional demuestra la severidad de la falta de cultura alimentaria, el de Medellín es para preocupar a las autoridades y médicos. En la ciudad, apenas el 8,8% de los escolares consume la cantidad de frutas y verduras que la OMS recomienda para garantizar su nutrición, lo que los pone por debajo del preocupante grado de bajo consumo nacional.
A cambio de vegetales y frutas, los estudiantes adolescentes de Medellín han aumentado su consumo de productos dañinos para la salud. La encuesta sobre hábitos alimenticios de escolares, que sigue un patrón aplicado internacionalmente por la OMS, revela que en Medellín, el 48,9% de los jóvenes agrega sal a las comidas, aumentando el riesgo de hipertensión. En esta ciudad se supera el promedio nacional en consumo de fritos; el 20% consume comidas rápidas más de tres veces por semana y el 86,4% consume alimentos de paquete regularmente.
Morirán más temprano que sus padres
La obesidad de niños y jóvenes es un problema grave sobre el que autoridades mundiales, como Michelle Obama, exprimera dama de Estados Unidos, han puesto en el primer lugar de sus agendas de trabajo. Y al punto de que autoridades científicas lamentan que “la actual generación de jóvenes podría tener menos esperanza de vida que sus padres”.
Las razones para su preocupación están en la incidencia demostrada de la obesidad como causa primera de muy graves enfermedades (ver infográfico).
Análisis científicos destacados por Carolina Piñeros, directora de Red PA-PAZ y el pediatra Laasch demuestran el crecimiento exponencial de condiciones físicas causantes de morbilidad y mortalidad, como son la diabetes, la hipertensión y los mayores niveles de colesterol y de triglicéridos, responsables de enfermedades cardiovasculares.
Los responsables
La obesidad entre adolescentes crece exponencialmente en Colombia, y en distintos países del mundo, porque lo difícil es evitar el consumo de productos detonantes de este mal.
Un factor notado por el pediatra Laasch es la compañía de niños obesos, que tienen problemas con sus hábitos alimenticios y la actividad física. A la invitación de los amigos se suman las agresivas campañas publicitarias y de mercadeo que provocan a los jóvenes al consumo de los productos dañinos, y que ya no son sólo avisos en medios de comunicación, sino que se trata de una verdadera invasión con logos, alusiones y hasta regalos, a las mismas tiendas de barrio y a otros lugares donde los niños son vulnerables a mensajes incompletos y no ciertos, como destaca la directora de Red PA-PAZ.
Y como punto crítico al que poca atención le ponen autoridades e instituciones educativas, se encuentran las tiendas escolares en las que se ofrecen todos los productos que representan un riesgo para los estudiantes, al tiempo que se entregan escasos productos saludables.
A las tentaciones que abundan para niños y adolescentes se les puede contrarrestar, señala Carolina Piñeros de Red PA-PAZ, con el impulso a las tiendas escolares en las que los alumnos encuentren los alimentos convenientes para su nutrición.
Tanto Piñeros como Laasch reconocen que la solución a este problema serio escapa al voluntarismo de los individuos y exige decisiones estatales. Las más urgentes, señalan, son reglamentar la Ley 1355 de 2009, sobre estrategias para la buena alimentación, en especial en la exigencia a los productores para que etiqueten sus alimentos señalando los riesgos para niños e infantes, una petición que hoy esa organización promueve a través de la recolección de firmas en el portal www.nocomomasmentiras.org.
La posibilidad de cambio del IVA de monofásico a polifásico para las bebidas azucaradas representa también otro logro en la batalla por la comida sana para los niños y adolescentes.