Cobra relevancia el concepto de inclusión digital y para materializarlo debemos trabajar por la democratización de la tecnología y la conectividad como un derecho
Nunca había estado la virtualidad tan al servicio de la humanidad como lo está siendo ahora. Nos adentramos en transformaciones más profundas como sociedad, pero para ello debemos enfrentar una nueva dimensión de la desigualdad social y la inclusión digital.
A pesar de la importancia de las relaciones interpersonales, el mundo plantea nuevos retos desde la gestión social, la sostenibilidad ambiental y muchos otros aspectos. Y es allí donde llega la tecnología con múltiples oportunidades y soluciones para abrir canales de interacción a nivel global, permitiendo además el acceso a la minería de datos en tiempo real, tomar una foto o grabar un video a distancia, asistir a una reunión con personas en cualquier parte del mundo, prestar un servicio remoto, aprender en línea, recorrer un territorio con un dron, diligenciar un cuestionario o hacer una transferencia de dinero en cualquier momento, tan sólo haciendo un doble clic. Todo esto puede ser ejecutado por medio de una aplicación en un dispositivo móvil con conexión a internet, permitiéndonos conocer de cerca con ayuda de la inteligencia artificial y datos, cualquier caracterización de un individuo y/o comunidad, análisis de su nivel socioeconómico, red de amigos, hobbies, movimientos, qué, cómo y dónde hace sus compras; encontrando grandes posibilidades para diseñar nuevas soluciones de negocio y desarrollo de proyectos de manera oportuna y personalizada.
Con este contexto y el universo de datos que nos brindan las TICS cobra relevancia el concepto de inclusión digital y para materializarlo debemos trabajar por la democratización de la tecnología y la conectividad como un derecho, permitiendo que personas y comunidades tengan acceso a ellas de forma oportuna, incluyente y equitativa. En la medida en que las personas adopten este beneficio social, serán ellos mismos quienes contribuyan a la solución de sus necesidades, logrando transformaciones sostenibles en los territorios.
Según la revista Dinero en su artículo del 2 de abril del 2020 Las empresas post-covid-19 donde su autor cita textualmente: “Estamos viviendo una nueva era; la de la reinvención organizacional basada en un criterio nunca explorado, el distanciamiento social”. Este artículo nos propone la reflexión de que los negocios que hoy son nativos digitales están presentando un aumento en sus ganancias, algunos ejemplos podrían ser: Rappi, Domicilios.com, Mercado Libre, Netflix, Zoom, entre otros. Ahora la pregunta es: ¿Qué reto tienen las empresas? ¿Cuáles son las acciones del “ya” y del “futuro”?
Un ejemplo de transformación social es la cultura organizacional volcada a la metodología de teletrabajo, ya no como el ejercicio de unos pocos, sino como una implementación colectiva, logrando una continuidad en los procesos institucionales y permitiendo darle un respiro al medio ambiente. Un escenario en el que se evidencia un liderazgo importante de las tecnologías de la información y las comunicaciones para lograr conexión en línea y en tiempo real. En el caso de Socya y dado el cumplimiento del aislamiento obligatorio preventivo, migramos a tener el 70% del personal en teletrabajo, realizando su labor con buenos resultados, lo que sin duda será el estado normal de la mayoría de las empresas en el mundo. Y eso se logra, si existen modelos de cultura enfocados en la transformación y la innovación para adaptarse rápidamente a los cambios.
En este sentido, las empresas tendrán que incluir modelos de negocio digitales y tecnologías para sobrevivir, darle un uso inteligente a la información para poder competir con las que ya están asumiendo el reto. Llama la atención como empresas que tradicionalmente han prestado sus servicios de forma presencial, ahora lo hacen a través de plataformas digitales. Es apenas lógico entonces que en las organizaciones que decidieron dar el paso a la transformación, incorporen e inviten a las áreas de tecnología en la toma de decisiones para el diseño y la infraestructura de los negocios.
Pero también existe un gran reto y es la educación, el primer paso para la inclusión digital de las comunidades, ya que cada vez tenemos más nativos digitales y esperamos en un futuro no muy lejano sean muchos más los inmigrantes al mundo digital para alcanzar la adopción a la transformación tecnológica, un aprendizaje y una reflexión que nos ha dejado la pandemia del covid-19, y esto sólo se logra sumando esfuerzos, tejiendo redes y articulando a los actores de la sociedad.