Un fiscal de la JEP, Julián Bermeo, y un excongresista condenado por paramilitarismo, Luis Alberto Gil, fueron capturados por la Fiscalía General de la Nación cuando recibían un cobro por presuntamente incidir en el caso de alias Santrich o Trichi, de manera tal que fuese beneficiado frente a la petición de extradición por narcotráfico que hace ya largos meses inició la justicia de Estados Unidos.

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Inmediatamente, Giovanny Álvarez Santoyo, director de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP, señaló que esa dependencia, a la cual pertenecía Bermeo, no tiene “ninguna participación en los procesos en los que se estudian las solicitudes de garantía de no extradición” y que en el caso puntual de Santrich, “no ha desempeñado ningún rol. Por lo tanto, no tiene ninguna injerencia sobre las decisiones que al respecto se lleguen a tomar por los magistrados que tienen conocimiento de ese caso”. (www.eltiempo.com, consultado el 02.03.2019). No obstante, reconoció que sí lo nombró porque cumplía con los requisitos.

Gente cercana a alias Trichi salió a decir que se trataba de un montaje, precisamente en el momento en que el Departamento de Justicia de USA dijo que no mandaría pruebas adicionales que requería la JEP porque el proceso estipulado de extradición entre ese país y Colombia no tenía acordada esa clase de solicitudes y porque, en cualquier caso, al pedirla había enviado evidencia suficientes del delito y de que se había cometido después del 1o de diciembre del 2016, fecha en la que entró en vigencia el acuerdo entre las Farc y el Gobierno Nacional, que era el límite que cobijaba la ventaja de la no extradición para el delito del narcotráfico

Varias cosas que señalar al respecto:

- Alias Trichi y sus amigos, presuntamente estarían haciendo uso de todos los recursos, legales, pero también ilegales, combinado muy a su estilo, todas las formas de lucha. para detener la extradición. Quien es inocente no tendría que recurrir a ese tipo de maniobras. Y de ser probadas, son una prueba más de que aquel violó conscientemente el acuerdo entre Santos y las Farc y que, entonces, procedería la extradición.

- La JEP vuelve a mostrar las dificultades de orden legal y ético que tiene. Aunque Bermeo no tuviese participación directa en el caso, si podía influir indirectamente en éste. Pero, además, si se pasó de listo, lo hizo porque sabía que en la JEP hay una clara disposición a favorecer a alias Trichi, como lo prueba, precisamente, el hecho de que contrario a los tratados internacionales que ha firmado Colombia con USA, esté poniendo condiciones sin tener competencia jurídica, y de que podía en ese ambiente, cobrar una gigantesca coima, aunque no tuviese injerencia alguna en la decisión de extraditar o no al solicitado.

- Es diciente que los amigos de alias Trichi rechacen inmediatamente la acción de la Fiscalía sin tener en cuenta las pruebas que esta puso a circular públicamente. Es la manera que ellos tienen de deslegitimar la respuesta de la justicia norteamericana. Actúan como señalaba un expresidente chileno, refiriéndose a los periodistas de izquierda: “La objetividad no debería existir en el periodismo”, porque “el deber supremo del periodista de izquierda no es servir a la verdad, sino a la revolución”.
(Salvador Allende, Discurso en el Primer Congreso Nacional de Periodistas de Izquierda. El Mercurio, 9 de abril de 1971) https://www.elquintopoder.cl/politica/allende-y-el-periodismo-de-izquierda-derribando-un-mito/

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En efecto, para los amigos de alias Trichi, no se trata de que se sepa la verdad sobre lo que pasó y se asuman las consecuencias que se siguen de ella. No. Hay que trastocar el curso de la justicia, porque esta no es revolucionaria. Que sirva al esclarecimiento de lo que realmente ocurre en el país en lo que respecta a la palabra empeñada por las Farc en un acuerdo que fue, como se sabe, escrito según sus exigencias, es contrarrevolucionario para ellos. La obstrucción a la justicia, el engaño y el desconocer los compromisos adquiridos, es otra de sus formas de lucha.

Comentarios:

Edgar
2019-03-03 10:14:01

“el deber supremo del periodista de izquierda no es servir a la verdad, sino a la revolución”. Y se suma a ésto que cualquier asunto legal ó ilegal que ayude a su revolución es bienvenida, incluso la mentira.

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