La incorporación de la sostenibilidad en la estrategia empresarial actúa como un elemento clave en la competitividad de las empresas
La economía política y las reglas asociadas a ella, tanto en el sistema internacional como en cada uno de los países que lo componen, ha sufrido transformaciones. La percepción de que se está ante un cambio de época va de la mano con la vertiginosa velocidad de las transformaciones empresariales y en esta nueva realidad las empresas compiten con factores que van más allá de la calidad y el precio. El marco de referencia del comportamiento organizacional está cada vez más ligado a la forma como se relacionan con sus grupos de interés y de cómo asumen responsabilidades con la sociedad y el medio ambiente.
En esta nueva realidad de comercio la incorporación de la sostenibilidad en la estrategia empresarial actúa como un elemento clave en la competitividad de las empresas, de hecho, las que integran este concepto de manera transversal en sus procesos están mejorando su capacidad de competir y de aprovechar las oportunidades de los mercados internacionales, de reformular sus estrategias para dinamizar flujos de caja y conectarse con nuevos aliados nacionales y extranjeros.
La sostenibilidad ya no es un factor diferenciador sino una estrategia en sí msma y constituye una ventaja competitiva. especialmente, para expandir la marca y llevar a las empresas a mercados globales en los cuales la reputación y la confianza son criterios que se equiparan a aspectos tan destacados como precio y calidad. La estrategia del negocio y la sostenibilidad de las empresas debe poder contribuir al logro de sociedades digitales y circulares, creación de capital económico y social, acceso a servicios de salud, educación y reducción de emisiones contaminantes.
En este sentido, la Agenda 2030 en el mundo post covid-19 exige más cooperación e integración regional, más multilateralismo y mayor integración productiva. Según lo mencionó Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) “es urgente avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo que se oriente a más bienestar, una gobernanza internacional inclusiva y sostenible con base en la Agenda 2030”[1]
Así pues, lejos del temor a que la crisis pudiese provocar un retroceso en la concienciación social empresarial e, incluso, el abandono de cualquier estrategia internacional corporativa, el mundo empresarial está avanzando rápidamente a la creación de redes para conectarse a mercados globales con un sentido más humano. La revolución digital está transformando las posibilidades de internacionalizar empresas, existen soluciones digitales de logística, pagos y cobros seguros, se optimiza costos internos, se reducen distancias geográficas y cada vez más se establecen relaciones comerciales de confianza.
Es innegable que la sostenibilidad es una tendencia que marca la estrategia de crecimiento organizacional y que define el éxito de sus procesos de expansión. Recientemente, la revista de investigación The Corporate Knights lanzó su ranking anual de las 100 corporaciones más sostenibles del mundo en Davos Suiza[2]; se evidencia que precisamente las 100 organizaciones más sostenibles del mundo ofrecen mejores resultados para los inversores y catapultan, por esa vía, sus negocios internacionales.
Haciendo un análisis comparativo de esta situación para el caso colombiano y tomando como referencia el análisis realizado por el Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (Merco), el cual publica un Ranking[3]cada año con las mejores 100 empresas de Colombia, se evidencia que el 70% de las organizaciones colombianas con mayores niveles de sostenibilidad han incrementado su crecimiento internacional en la última década.
Más allá de tomar la internacionalización como estrategia de crecimiento empresarial queda claro que no se puede concebir sin tener en cuenta conceptos como los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU), innovación o la Responsabilidad Social Empresarial, dado que la economía sostenible está abriendo nuevas oportunidades de negocio a nivel mundial y esto significa que vamos a tener relaciones comerciales con un nuevo mercado de segmentación social, el conocido como la base de la pirámide, en el que se incluyen las personas que viven con menos de cuatro dólares al día. Es un mercado que no se mide con extensión geográfica, sino con personas y que abarca el 70% de la población mundial.
*Profesional de Sostenibilidad - Dirección de Gestión de Proyectos
Correo: socya@socya.org.co
[1] https://www.cepal.org/es/comunicados/la-agenda-2030-mundo-post-covid-19-exige-mas-cooperacion-integracion-regional-mas