El balance de la subasta de cargo por confiabilidad, celebrada hace una semana, ratificó la matriz limpia del país y permitió diversificar las fuentes de generación y la ubicación geográfica de los proyectos, lo que aleja el temor de un déficit energético para el período 2022-2023.
Que los proyectos de energía renovable no convencional hayan obtenido un 6% del total de lo asignado en la subasta de cargo por confiabilidad celebrada hace una semana, no solamente demuestra que las nuevas tecnologías de generación también pueden brindar confiabilidad al sistema, sino que el camino hacia la diversificación de la matriz energética del país ya no es un sueño sino una realidad.
En ello coinciden diversas voces del sector eléctrico colombiano, a quienes respaldan las cifras. De los 70 proyectos a los que se les adjudicaron obligaciones de energía firme para el período 2022-2023, cinco corresponden a proyectos de generación eólica (5% del total asignado) y dos corresponden a proyectos de generación solar (1% de lo asignado), según reveló XM, entidad administradora de la subasta.
“Para nosotros son muchos los factores que nos dejaron satisfechos”, le dijo a EL MUNDO Cecilia Maya, gerente del mercado de energía de XM, quien resaltó, en primer lugar, que se logró diversificar la matriz en tecnologías con el ingreso de las renovables no convencionales; en segundo lugar, que se alcanzó una diversificación regional porque “en generación es importante que esté distribuida para la mejor operación del sistema”; en tercer lugar, que se conservó la matriz limpia al pasar de 64 a 58 proyectos la generación hidráulica, cuya diferencia entró a ser reemplazada, precisamente, por las nuevas tecnologías y, en cuarto lugar, que se logró un precio “muy eficiente”, incluso inferior al que se obtuvo en la subasta de hace ocho años. “Pasamos de US$17,2 por megavatio hora a US$15,1, lo que demuestra que fue una subasta con mayor participación, con mayor interés”, añadió la gerente de mercado de energía, quien añadió como factor positivo adicional el ingreso de nuevos agentes al mercado.
El buen resultado de esta subasta le permitió al Gobierno Nacional pasar el trago amargo que significó la subasta de contratos a largo plazo, la cual se celebró el 26 de febrero y no fue adjudicada. Sin embargo, ese resultado no fue interpretado por el sector como un fracaso, puesto que la decisión de no adjudicar no se tomó por razones de precio, sino por el componente de concentración que maneja la Creg, con el fin de impedir que un mismo jugador quede con una alta porción del mercado.
Para el director de la estrategia de investigación en el sector eléctrico Energeia, Santiago Ortega, lo positivo de esta subasta de largo plazo fue que hubo “una gran cantidad de energía por debajo del precio. Una cosa es que se diga que se hizo una subasta y no pasó por precio y otra es decir que se hizo una subasta y no pasó por parámetros técnicos”.
Añadió que es necesario que se vuelva a convocar, tal como lo anunció el ministerio de Minas y Energía, “puesto que los resultados de la subasta de cargo por confiabilidad pueden hacer cambiar las ofertas, porque los inversionistas dirán que si van a tener más plata pueden tirar un poco más abajo para ganarla”.
“De todo se aprende y aquí el Gobierno fue capaz de medir un poquito el pulso de las empresas. Estas sostuvieron el cañazo, en el mejor sentido de la palabra, se metieron con precios buenos y mostraron que estaban listas”, reiteró.
Aunque en la asignación de obligaciones se hicieron presentes las grandes generadoras del sector, como las plantas de Isagén, EPM o Emgesa, entre otras, la gran novedad de la subasta de cargo por confiabilidad fue que se rompió el paradigma según el cual las generadoras de renovables no convencionales no podían ofrecer confiabilidad.
“Eso lo que demuestra es que hay competencia, que hay apetito por esas tecnologías”, dijo la presidente de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica, Ángela Montoya.
Para la dirigente gremial, es claro que el país cuenta con un sinnúmero de proyectos de renovables no convencionales. “Tenemos suficientes empresas interesadas, sobre todo en eólica y en solar. Colombia ha sido un mercado de tecnologías en competencia. Como nosotros no tenemos una necesidad ambiental, porque ya cumplimos compromisos COP21, entonces tenemos que aprovechar lo que el país tiene. ¿Y qué es lo que el país tiene? Mucha radiación solar, por lo tanto la solar es altamente recomendable; tenemos vientos, sobre todo en La Guajira y son aprovechables, y tenemos todavía bastante recurso hídrico para seguir haciendo proyectos, obviamente a mucha menor escala que Hidroituango”, apuntó.
Para el profesor Santiago Ortega, esta subasta “rompió un paradigma muy grande, porque antes decían que las empresas de renovables no podían dar confiabilidad y aquí mostraron que sí pueden dar. Puede que no tanto como otras, pero pueden dar confiabilidad. Esta es una señal de que las renovables están listas para competir casi que de tú a tú con las otras y que para el sector hay señales de que la transformación viene en camino”.
Entretanto, para XM, la llegada de las nuevas tecnologías “es una noticia muy positiva porque, primero, nos ayudan a cumplir con las metas del COP21 manteniendo nuestra matriz muy limpia; segundo, estas nuevas tecnologías tienen algo maravilloso para el caso colombiano y es que aunque tenemos una gran riqueza hídrica, cuando llega un fenómeno de El Niño esas fuentes de agua sufren bastante entonces las eólicas y las solares han probado ser complementarias”.
La reducción en el precio del megavatio/hora, que cerró en 15,1 dólares, alrededor de dos dólares por debajo de la subasta de 2011, fue uno de los hechos más destacados de la subasta. Aunque falta mucho tiempo para que ingrese esta energía, que se entregará en el período 2022-2023, los expertos señalan que el usuario debe sentirlo en su factura.
Frente a las razones dela reducción, hay quienes señalan a la presencia de las renovables y otros a la presencia de Hidroituango.
A juicio del profesor Santiago Ortega, el usuario final “probablemente lo sienta muy poquito, pero sí va a bajar el precio de la energía”.
“El hecho de que el cargo por confiabilidad esté más bajito quiere decir que la energía se paga un poco más barata, puede que un usuario individual no lo sienta, pero en conjunto sí se va a sentir”, añadió.
La gerente del mercado de energía de XM, Cecilia Maya, sí es enfática en su posición: “El precio le llega directamente al usuario final”.
Según explicó Maya, un usuario está pagando este mes US$17,2 por megavatio hora, lo que en términos de pesos por kilovatio, que es como llega en la cuenta de servicios, equivale a $54 pesos por kilovatio correspondientes al cargo por confiabilidad. Si el dólar permanece a un precio de alrededor de $3.119 para el 1 de diciembre de 2022, ese mismo kilovatio va a costar $45, es decir que habrá un ahorro de $9 “que va directo al usuario, no hay manera de que se quede en el camino de la cadena del sector”, reiteró.
A juicio de Cecilia Maya, la reducción en el precio de la subasta se debió a que fue más competitiva que las subastas anteriores.
“Esa dinámica la explica en buena parte que llegaron estas nuevas tecnologías al mundo, no solamente a Colombia. Más inversionistas en plantas eólicas y solares que quieren participar en este mercado”, enfatizó.
A pesar de que algunas empresas mostraron su descontento por la presencia en la subasta del proyecto Hidroituango, por cuanto señalaban que esta subasta se hacía, precisamente, para sustituir lo que el megaproyecto no había podido cumplir, finalmente le fueron asignados 3.124.111 kilovatios/día, una cifra mínima con respecto a la capacidad instalada del proyecto.
“Si uno hace la comparación, lo que les asignaron es como tener media turbina funcionando. Entonces no pone en riesgo al país”, opinó Santiago Ortega.
La presidente de Acolgén, Ángela Montoya, expresó que “cualquier empresa o proyecto que estuviera ya en la fase que se requería para subastar energía firme podría entrar. EPM entró con una porción de Ituango, pero cualquier empresa podía entrar” y añadió que “la inquietud que presentaron algunas empresas, era que al entrar Ituango muchas de ella no iban a poder participar; pero la subasta desmintió esa teoría porque entraron muchísimos proyectos”.
El profesor Ortega añadió, por su parte, que Hidroituango estaba habilitado legalmente para presentarse. “Si nos vamos a un escenario muy crudo, Hidroituango, con los problemas que tiene, es más factible que una central que hoy no exista; y hay centrales nuevas, que aún no existen y a las que les asignaron el cargo. Así es como funciona. Mal que bien Hidroituango tiene muchos problemas pero está ahí”.
Sin embargo, recalcó que le “parece muy crítico” que se le dé una fecha límite al proyecto para entrar a generar, “porque le pone más presión a un proyecto que no debería tener presión en este momento. La presión debería ser solo de ingeniería y no de estar corriendo a entrar en una fecha determinada”.