Al llegar la pandemia, la inequidad, las necesidades estructurales y la falta de acceso a servicios públicos nos hizo re-localizarnos y entendernos localmente.
Hace apenas unos años, se venía insistiendo en la necesidad de transformar digitalmente los negocios, las instituciones y como consecuencia los liderazgos. Antes de la pandemia, la transformación digital, la inteligencia artificial y la automatización del trabajo estaban gestando un cambio. Las universidades veníamos insistiendo en la necesidad de capacitar a los docentes en herramientas tecnológicas para ir dando, paulatinamente los cambios que se avisoraban en la educación. Con la llegada de esta pandemia, hemos aterrizado mucho de lo que se decía antes, hemos destruído mitos y nos estamos enfrentando a la verdad de la transformación digital. Al cabo de seis meses, los docentes se familiarizaron con las plataformas digitales, algunos integraron app´s en los entornos de enseñanza, otros alimentaron con buenos contenidos sus aulas virtuales, otros, se limitaron a plataformas de asistencia remota para, sincrónicamente, seguir adelante. En los entornos laborales, se nos alcanzó a pasar por la mente que las personas, estando en casa, quizá iban a producir menos y las instituciones se iban hacer más lentas, se tenía que renunciar a algunos proyectos. En definitiva, lo cierto es que la pandemia aceleró proyectos, cargo de trabajo a las personas, violó los espacios privados con espacios laborales, aceleró el aprendizaje en herramientas digitales y, en definitiva surgen nuevas preguntas, este confinamiento hizo que cambiaran las condiciones que nos lanzaron a nuevas habitualidades.
En esas nuevas habitualidades nos encontramos con una crisis de la globalización y la necesidad de entendernos nuevamente en el territorio. Antes de la pandemia hicimos del territorio global un mundo por habitar y nos olvidamos del territorio local, ese que tenía inmensas necesidades. Al llegar la pandemia, la inequidad, las necesidades estructurales y la falta de acceso a servicios públicos nos hizo re-localizarnos y entendernos localmente. De esta realidad, hemos tenido que desarrollar capacidades propias, que nos ayuden a sobrevivir y convivir bajo esta nueva normalidad que está surgiendo. Los sentimientos nacionalistas y los nuevos grupos antisistema, pretenden construir un nuevo orden mundial, polarizando y creando un sistema anarquico-capitalista, que en los más radicales promotores trae consigo una agenda que les impide entender la desestructuración del estado y su recomposición en un orden político. De esas nuevas habitualidades, los hábitos de compra están cambiando, el uso intensivo de la tecnología, el acceso a emprendimientos digitales y el reto que tienen estos de convertirse en servicios públicos. Las nuevas conductas de autocuidado, las nuevas formas de relacionamiento, de desplazamiento, de interacción con el medio ambiente, los nuevos lugares que han aparecido para el esparcimiento y la vida espiritual. La historia definitivamente es cíclica, al parecer estamos retornando a la discusión de la nueva forma de relación del tiempo y el espacio, del nuevo empoderamiento global, que tendrá en su defecto que ser muy diferente al propuesto en la era de la globalización y como consecuencia las nuevas corrientes intelectuales, que también han quedado desnudas frente a un mundo que estar en este momento, intentando reconstruirse, el mundo intelectual miope, de espaldas frente a estas nuevas habitualidades nada le dicen y le aportan al mundo de hoy.
Estas nuevas habitualidades que están surgiendo, reta a los líderes de hoy. ¿Qué tipo de liderazgos necesitamos? ¿Qué expresiones de poder deben surgir para ejercer autoridad en una sociedad indisciplinada y desobediente? ¿Qué escenarios de vida espiritual deben surgir, haciendo de la familia, el hogar, nuevos templos de fé? ¿Será que todo se puede transformar digitalmente? El mundo cambió y estamos en un momento en el que juntos debemos construir una nueva normalidad, nuevas habitualidades en la que todos, retornando al sentido humano de las cosas, hagamos de este terruño un mejor lugar.