Lecciones de Barranquilla’2018

Autor: Dirección
4 agosto de 2018 - 12:00 AM

No dudamos en calificar como positivo el balance deportivo de estos Juegos pero no podemos dejar de manifestar la necesidad de recoger los aprendizajes que permitan mantener la senda del crecimiento. Vamos por buen camino, pero queda todavía mucho por recorrer.

Con el triunfo contundente de la delegación de México en el cuadro de medallas, terminaron ayer en Barranquilla los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, encuentro que reunió a 5.424 deportistas de 37 países. Aunque la primera impresión que entrega el medallero es que nuestro país no logró ni el título general ni el segundo lugar con el que nos ilusionábamos cuando comenzaron las competencias, esta cita del ciclo con miras a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 dejó muchas cosas buenas y una realidad incuestionable: el trabajo para consolidar a Colombia como potencia deportiva muestra resultados, pero necesita todavía de mucho trabajo.

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No se puede pasar por alto el éxito de la organización de las justas, que a decir verdad no nos sorprende, pues en nuestro editorial de bienvenida a los Juegos ya señalábamos que la entrega oportuna de los escenarios y la calidad técnica de los mismos anticipaban un resultado favorable. Quienes tuvieron la oportunidad de visitar la ciudad se llevan una grata impresión y los barranquilleros quedan con valiosos activos en infraestructura deportiva que esperamos que su Administración gestione de manera acertada para el disfrute de todos sus ciudadanos y la promoción de la actividad física entre sus niños y jóvenes.

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De vuelta al plano deportivo, hay que decir que el objetivo básico planteado por el Comité Olímpico Colombiano antes de las competencias se cumplió parcialmente, pues el mismo apuntaba a reducir la brecha con respecto a México y Cuba, que son las potencias de Centroamérica y el Caribe, con relación a los Juegos de Veracruz 2014. Es bueno saber que nuestros dirigentes tienen los pies sobre la tierra y acertaron al diseñar su objetivo sin dejarse afectar por el triunfo en los Juegos Suramericanos. Así pues, Colombia, con sus 270 medallas (79 de oro, 94 de plata y 97 de bronce) superó en el total de metales a Cuba, que sumó 242, pero perdió la segunda plaza por el número de oros, que para la Isla fueron 102. Frente a Cuba, pues, el avance es notorio, pues en los pasados Juegos la diferencia en este ítem había sido de 51 medallas y ahora fue de 23. Hay progreso evidente aunque no se puede soslayar el hecho de que, como ya le ocurrió a Venezuela de manera dramática, Cuba empieza a acusar los graves efectos de su crisis en el rendimiento de sus deportistas.

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México, por su parte, capitalizó mucho mejor la realidad de los isleños, pues no solo sumó el décimo primer título de su historia sino que aumentó por mucho su ventaja. En total, los “manitos” alcanzaron 341 preseas (nueve más que hace cuatro años), de las cuales 132 fueron de oro, 17 más que en Veracruz. Frente a los mexicanos, que trajeron a Barranquilla la delegación más numerosa, Colombia vio ampliar su brecha de oros, pues la diferencia pasó de 43 medallas en Veracruz a 53 en Barranquilla, aunque en el total sí se recortó la diferencia, pues esta pasó de 108 a 71. Aunque estos números son difíciles de digerir, hay atenuantes que no se pueden ignorar. Por ejemplo, el triunfo colombiano en el atletismo es un hecho histórico, especialmente por la medalla de oro en 200 metros planos con Bernardo Baloyes, y el triunfo en deportes de conjunto, que nunca han sido nuestro fuerte, como ocurrió con el baloncesto femenino, el fútbol masculino, el polo acuático y el rugby.

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Estos avances y la consolidación de las disciplinas en las que Colombia es potencia, como el patinaje y el levantamiento de pesas, nos permiten seguir soñando con mejorar la actuación en los Panamericanos de 2019 y en los Olímpicos de 2020, pues si bien México domina en la región en muchas de las pruebas, no logra ratificar esa supremacía ni en el ámbito continental ni en el ámbito mundial, como si lo ha hecho Colombia en los últimos años en actividades como el salto triple, el bicicrós y las pesas, entre otras. Así pues, no dudamos en calificar como positivo el balance deportivo de estos Juegos, por lo que extendemos nuestras felicitaciones a los deportistas y a la dirigencia por los logros que siguen cosechando, pero no podemos dejar de manifestar la necesidad de recoger los aprendizajes que permitan mantener la senda del crecimiento. Vamos por buen camino, pero queda todavía mucho por recorrer.

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