La posesión de Jair Bolsonaro en Brasil y Nicolas Maduro en Venezuela, pueden significar una ruptura de la democracia liberal que venía consolidándose en la región.
Por dónde empezar.
El 2018 ya es pasado pero presente con los mismos signos negativos con un cierre del gobierno en los Estados Unidos que tuvo sus inicios al final de diciembre. Un ambiente político pocas veces visto en Washington luego de que los demócratas se instalaron como fuerza mayoritaria en la Cámara de Representantes, es decir, el fin de la mayoría republicana de varios años. La poderosa líder Nancy Pelosi, venerada por muchos y odiada por otros, se ha plantado frente a un Trump intransigente ya en campaña hacia la reelección, aislado y decidido a tomar decisiones unilaterales que riñen con la ley.
El impacto del cierre que ya se convierte en el más largo de la historia, recae como siempre sobre los cientos de miles de trabajadores federales que no saben como resolver su falta de salario mientras que los contratistas de las distintas agencias están paralizados.
En las próximas semanas se va a conocer el informe del consejero Robert Mueller encargado de investigar si la campaña Trump tuvo nexos con Rusia. Lo que se conoce hasta ahora compromete al presidente y lo que sigue será para alquilar balcón con una bancada demócrata ávida de venganza que puede poner al inquilino de la Casa Blanca contra la pared.
Un panorama internacional del comercio enrarecido por el impase entre Estados Unidos y China, sin que se vislumbre una solución pronta. El resultado ha provocado una volatilidad de los mercados y un golpe a las utilidades de gigantes como Apple y la transportadora FedEx. Los analistas ven con nerviosismo el fantasma de una recesión, no obstante la sólida contratación reportada en diciembre en Estados Unidos con 317.000 nuevos puestos de trabajo. El Banco Mundial pronostica un menor crecimiento en 2019 de 2.9 por ciento ligeramente menor al 3 por ciento proyectado para el año que acaba de terminar, citando como explicación la guerra comercial entre ambas potencias.
El Brexit que si es pero que no es, tiene en vilo a Europa y es cada vez más confuso el futuro de la Unión Europea. Los ingleses parecen entender que la fiebre aislacionista tiene unos costos demasiado altos y desconocer la realidad de unos lazos comerciales de tanto tiempo pone en aprietos a la economía británica.
En América Latina la llegada a Los Pinos de Andrés Manuel López Obrador, el eterno candidato que por fin llega a la presidencia de México, representa la figura del hombre nuevo que lucha contra la corrupción, el auge criminal mafioso y la esperanza de una sociedad traumatizada por una violencia creciente. AMLO tendrá que enfrentar las ideas de Trump frente un Tratado de Libre Comercio, vital para la economía y una frontera en llamas por la llegada masiva de inmigrantes procedentes de países vecinos.
Por otro lado, la posesión de Jair Bolsonaro en Brasil y Nicolas Maduro en Venezuela, pueden significar una ruptura de la democracia liberal que venía consolidándose en la región. El espectro de un enfrentamiento entre ambos no deja de ser una paradoja pues comparten tendencias autoritarias. El pueblo venezolano sufre por la hiperinflación, la violencia y el éxodo de sus habitantes. El giro a la derecha de Bolsonaro es un retroceso de los logros sociales, la igualdad de genero y la independencia de poderes.
Finalmente, el cambio climático y el aumento en las migraciones seguirán siendo asuntos que van a continuar alterando el statu quo. De acuerdo con un informe del Journal Science, 2018 fue el año más caliente de que se tenga noticia. Los niveles del mar subiendo y muchos ecosistemas marinos en trance de desaparecer. A su vez, los flujos migratorios en este lado del planeta, Europa y Asia no cesan por las pobres condiciones de vida, la falta de empleo y oportunidades y la persecución de que son víctimas amplios grupos étnicos y religiosos. Un panorama complejo tanto para los países recipientes como para las familias inmigrantes.