El cambio de Gobierno Nacional le ha dejado al País una serie de verdaderos Agujeros Negros
Agujero Negro es: “una región finita de la que ninguna partícula puede escapar, y se originan en colapsos gravitatorios después de la MUERTE de una estrella con una masa 10 o 25 veces la del sol”. Claro, ¿no?
Lo que pasa es que la definición puede aplicarse al hecho de que se cae en un abismo insondable, del que es muy difícil salir, cuando se presenta la “muerte” o desaparición de un sistema de gobierno. En otras palabras y tratando de aclarar el concepto, es que el cambio de Gobierno Nacional le ha dejado al País una serie de verdaderos Agujeros Negros. No se trata de utilizar ningún “espejo retrovisor”, sino, más bien, de analizar una “fotografía” actual.
Se deja la cuestión del déficit presupuestal nacional y el endeudamiento externo, que, de por sí, constituyen verdaderos Agujeros Negros, de los cuales será muy difícil salir, a los verdaderos expertos en materia económica.
Para empezar con un tema, sobre el cual el autor de la columna tiene alguna familiaridad, es preciso recordar que muy recientemente, en un diario local, bajo el titular La Línea, el Toyo y el Pumarejo no tienen recursos garantizados con el subtítulo: “Una de las obras más importantes de Antioquia no tiene aprobado el presupuesto ¿Qué pasa?”, se informó sobre las declaraciones del nuevo director del Instituto Nacional de vías. Para empezar con lo nacional, es absolutamente lamentable e increíble lo que pasa con el Túnel de la Línea. El funcionario declaró sobre este contrato: “Cuando hacen la revisión se dan cuenta que HAY UNOS PROBLEMAS DE CALIDAD Y ESTRUCTURALES. Esto llevó a que un nuevo grupo de consultores revisaran la obra con estudios de patología estructural avanzada e indicaron que hay obras QUE HAY QUE DEMOLER, rehacer, corregir o volver a construir, entonces frente a eso, con estos nuevos diseños realizados a finales del gobierno anterior nos informaron que se necesitan 600.000 millones de pesos más para finalizar el proyecto completo”, Se habían aprobado en diciembre $ 224.407 millones. ¡Qué belleza de hermosura!
En cuanto al Túnel del Toyo, para pasar a la región, dijo el funcionario: “Encontramos el Conpes, PERO NO LA FINANCIACIÓN, NI LAS VIGENCIAS FUTURAS APROBADAS. Con el Conpes que se aprobó supuestamente, la Nación debía garantizar 542.000 millones para hacer las obras de acceso y los equipos electromecánicos. CUANDO TEMINARON LA ACTUALIZACIÓN DE LOS DISEÑOS se encontró que la obra que le correspondía al Invías ejecutar, vale 1.2 billones”. Y claro la conclusión triste del funcionario es que: “Tendremos que realizar un nuevo acuerdo…”. “Amanecerá y veremos” como decía el ciego.
Estos dos ejemplos permiten darse cuenta de la magnitud del “Agujero Negro” relacionado con las obras de infraestructura. Es necesario recordar que, hace más de 4 años, el Primer Mandatario, el “sol” de entonces, manifestó que: “$26.2 billones de autopistas ya son intocables”, en una visita que hizo al departamento, la noticia fue acompañada de una fotografía a color del Primer Mandatario, vistiendo la camiseta de la Selección Colombia y con la Cruz de cenizas en su frente, acompañado por el gobernador de Antioquia y el Alcalde de Medellín; también aparecen todos aplaudiendo y muy sonrientes el Ministro de Hacienda, la “impoluta” Ministra de Transporte y el Gerente de las Autopistas para la Montaña. ¡Que conste para la Historia!
Ciertamente existen muchas clases de Agujeros Negros. Insondables y de los que es muy difícil, cuando no imposible, salir, como el nefasto acuerdo de La Habana, con adefesios como el “Fast Track” y la JEP, cuyo desenvolvimiento se ha tropezado con el “resurgir”, porque al decir de Marañas no se habían ido, de la Farc, y tantos otros grupos y con la falta absoluta de financiación entre otras cosas.
Como no mencionar la “contingencia” de Hidroituango, (La Ley de Murphy en su apogeo) y al respecto sobrarán los debates, las “cortinas de humo”, los lavatorios de manos, la búsqueda de “chivos expiatorios”, la “puerta giratoria” y ya apareció el polígrafo, etc. y se corre el peligro de caer en aquello de: “Tirarle piedras al árbol que más frutos da”, haciendo gala de falta de sindéresis y olvidando el Principio de Pareto, priorizando lo fundamental sobre lo trivial.
El caso de Hidroituango ha “eclipsado” muchos otros “agujeros negros” evidentemente más pequeños como la planta PTAR, los Parques del Río, inmovilidad y la inseguridad de la ciudad y la contaminación del Valle de Aburrá, etc.