Para fortuna de Antioquia ya en nuestra región se contaba con la reactivada Escuela de Minas, fundada en 1887 y con un gremio agrupado en la Sociedad Antioqueña de Ingenieros-SAI, fundada en 1913.
Sigamos con la historia de los estudios geológicos en nuestro país. Con mi anterior columna habíamos llegado hasta la primera escuela de minería encomendada por el naciente gobierno republicano a los científicos Mariano Eduardo de Rivero y Ustáriz y Jean-Baptiste Boussingault, quienes adelantaron los primeros estudios sobre mineral de hierro en el actual Departamento de Boyacá. A partir de allí y durante todo lo restante del Siglo XIX empezó el difícil y tormentoso aprendizaje de construir esta nuestra Nación, dejando pocos espacios para la investigación científica, con excepción de la Comisión Corográfica en el Gobierno del General José Hilario López.
La llegada del Siglo XX dejó atrás dos muy dolorosas tragedias para el país, la Guerra de los Mil Días y la pérdida de Panamá, lo que obligó a un grupo ingenieros y empresarios antioqueños a buscar salidas emprendedoras para la crisis, empezado por lo regional, aunque sin pretensiones de extenderlas a lo nacional, un acontecimiento de gran trascendencia sociopolítica, estudiado, entre otros, por el historiador vallecaucano Alberto Mayor Mora. Para fortuna de Antioquia ya en nuestra región se contaba con la reactivada Escuela de Minas, fundada en 1887 y con un gremio agrupado en la Sociedad Antioqueña de Ingenieros-SAI, fundada en 1913. Centremos por ahora, nuestro interés en Antioquia y en dos personajes claves en el surgimiento de los estudios geológicos nacionales, los ingenieros Tulio Ospina y Juan de la Cruz Posada, ambos gestores de la Escuela de Minas y de la SAI, amén de grandes empresarios.
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El libro de Ospina titulado “Reseña sobre la Geología de Colombia, y especialmente del antiguo Departamento de Antioquia”, publicado en 1911, es el resultado de más de veinticinco años de trabajos exploratorios de campo, que, según sus palabras, presentó para estimular al Gobierno Nacional para que encargase a un “geólogo competente” de un estudio completo de la geología colombiana, “a cuya disposición pongo..numerosos cortes geológicos que he hecho a través de las más importantes regiones de la República y una colección de más de 2.000 muestras de rocas, minerales, fósiles y menas…” En una de sus conferencias más célebres Ospina relaciona la geología con la raza y costumbres de los primitivos pobladores del valle de Aburrá, donde muestra su vena de antropólogo.
En 1936 Posada publicó su trabajo titulado “Bosquejo geológico de Antioquia”, fruto de su labor docente e investigativa en la Escuela de Minas; pero antes, en 1913, había escrito el texto “Notas sobre la formación carbonífera de Amagá”, estudio que se considera precursor del trabajo de Emile Grosse, que referiremos a continuación. Posada además es autor del libro “Antropogeografía”, materia que, como geografía, en un principio se asociaba con la geología. Bajo este concepto es necesario incluir también en los estudios geológicos de Antioquia el libro del historiador Manuel Uribe Ángel, titulado “Geografía General y Compendio Histórico del Estado Soberano de Antioquia en Colombia”, editado en Paris en 1.885, en cuya primera parte hace una completa referencia sobre aspectos físicos del territorio, incluyendo la descripción de las formaciones rocosas y su mineralogía así como la composición de los suelos, conjunto que el mismo llama “el reino mineral”.
“El Terciario Carbonífero de Antioquia”, es una monumental investigación realizada por el geólogo alemán Emil Grosse para el Departamento de Antioquia, propietario del ferrocarril del mismo nombre y del recurso carbonífero de la cuenca del Sinifaná, energético que permitió la modernización de las locomotoras y la industrialización de nuestra región. El aporte de Grosse es uno de los trabajos clásicos de la geología antioqueña de principios del Siglo XX, todavía referente para los modernos investigadores. En este trabajo, publicado en Berlín en 1926, se hace el más detallado y completo estudio de la geología de un área de unos 2.000 Km2, comprendida entre el Río Arma al sur del Departamento de Antioquia y Sacaojal (hoy municipio de Olaya) situado un poco más al norte del Municipio de Sopetrán, y entre la margen occidental del Río Cauca y los límites con el Valle de Aburrá.
Y lleguemos a nuestro gran profesor Gerardo Botero graduado en 1936 como ingeniero civil y de minas en la Escuela de Minas, con una tesis titulada "Bosquejo de Paleontología Colombiana", dirigida por su profesor Juan de la Cruz Posada, investigación que constituye un primer esfuerzo por descifrar la evolución paleontológica de los terrenos que constituyen la geología colombiana. Uno de los trabajos más meritorios de mi querido y sabio profesor es, sin lugar a dudas, el titulado "Contribución al conocimiento de la geología de la zona central de Antioquia", donde presenta la geología de un área de 2.250 km2 de extensión, con descripciones y clasificaciones de las distintas formaciones estratigráficas que conforman los terrenos estudiados durante sus observaciones de campo, complementadas con análisis petrográficos. Ninguna investigación posterior, por detallada que se pretenda en el futuro dentro de nuestra región, puede omitir referencias a los trabajos de Grosse y Botero.
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Los geólogos consideramos a Tulio Ospina junto con Juan de la Cruz Posada y Gerardo Botero, como los padres fundadores de la geología colombiana. Lo mismo se puede afirmar de los estudios símicos y geomorfológicos adelantados en las décadas del 70 y 80 del siglo pasado por Integral-Woodwaed Clyde Consultants, que analizaremos más tarde, así como el surgimiento de la ingeniería geológica en las firmas consultoras lntegral de Medellín e Ingetec de Bogotá, disciplina ésta que se inició en nuestro país a principios de la década de los 70 del siglo pasado.
En próxima entrega seguiremos con la obra, entre otros, de los destacados geólogos y académicos antioqueños Hernán Garcés, Darío Suescún, Michel Hermelín y Jorge Julián Restrepo-Jean Francoise Toussaint. Posteriormente, llegaremos a la obra de otros destacados investigadores colombianos y extranjeros que trabajaron en nuestro país en el Siglo XX y en lo que va corrido de la presente centuria.