Así como dice la canción tan famosa de José Luis Perales: ¿Y quién es él?, Quién más puede responder que el mismo personaje que hoy es noticia en el entorno periodístico, Luis Miguel de Bedout, el mismo que se despide después de 36 años entre página y página, de su periódico El Colombiano.
Él, sencillo pero no simple. No hay necesidad de consultar ni con astrólogos ni con sicólogos, el definir este perfecto hombre de signo Piscis, a los que se les dice que son el “agua del mar” y a él le encanta navegar, irse mar adentro con sus amigos. Son los más sensibles del zodíaco y a Luis Miguel solo mirarle los ojos, se sabe que llora con facilidad, pero también la nobleza es su virtud, tierno, amoroso y él se enamoró para toda la vida de Ana Lucía su esposa.
Con ella ha compartido vida, alegrías y tristezas, y con ella amorosamente ha entrelazado el crecimiento de sus dos hijas, Valeria y Sarita. Pronto, muy pronto será abuelo. Y un abuelo muy joven porque no ha llegado ni a los 60, solo acaba de cumplir 58 en febrero. Luis Miguel de Bedout es noticia después de las negociaciones que se dieron entre dos familias, los Hernández y los Gómez Martínez con el periódico El Colombiano.
Luis Miguel de Bedout fue llamado por su tío Jorge Hernández en 1983 con estas palabras: ¿A usted que es ingeniero, no le gustaría ir a trabajar en el montaje de la planta? Pero claro, esto es como si lo hubieran invitado a la Nasa. Aquí comenzó en producción, luego le dieron muchas oportunidades, circulación, producción, gestión comercial de publicidad y de todas aprendió.
Aquí comenzaron los 36 años de su vida con el periódico familiar, 36 años y le llegó el momento de cerrar la puerta de su oficina con el cargo de Presidente.
Esta no es una entrevista, es un pellizco de recuerdos en la vida de un hombre de corazón limpio.
¿Qué recuerda de su infancia?
Nací en una familia muy feliz, papá amoroso y mamá dedicada al hogar, cuatro hermanos, hogar integrado, papa y mamá siempre se preocuparon porque tuviéramos una relación muy estrecha. En el tema económico tuvimos dificultades enormes en algunos momentos, pero luego ni mucha bonanza pero sí lo suficiente para educarnos y vivir bien. No recuerdo haber tomado tetero, pero me encantaba la leche con Milo. No tuve bicicleta y los amigos del barrio fueron los que me enseñaron a montar y me la prestaban, estas fueron las épocas de dificultades económicas que no alcanzó para la bicicleta. Empecé a estudiar de kínder en el Instituto del Poblado y los tres primeros años, luego pasé al Colegio San José, aquí terminé.
Tengo recuerdos bellísimos de compañeros de colegio que todavía me veo con ellos ocasionalmente. Luego pasé a Eafit a estudiar Administración de empresas, pero al terminar el prime r semestre pensé que mi vocación estaba por las ingenierías y me gradué como ingeniero y terminé trabajando de administrador. ¡Qué irónico!
Luis Miguel de Bedout se despide después de 36 años entre página y página de su periódico El Colombiano. Fotos: Anyi Viviana Sierra
¿Cómo fue el despertar de su vida?
Un despertar con amigos muy especiales, por ahí uno que otros amores y una que otra tusa. Los primeros viajes fueron trabajando ya con el periódico como ingeniero cundo iba a las ferias de maquinarias. Esto lo ayuda a uno a completar su formación en este oficio. No soy muy de deportes, caminar y montar a caballo un poco, pero tuve una afición muy fuerte por la fotografía; es más, mi hermano y yo teníamos un cuarto de revelado en la casa y le revelábamos fotos a los amigos y cobrábamos y con esto hacia platica. Adorno mi oficina con fotos de Julio César Herrera. Después me apasioné con la música, toda clase de música, pertenezco a la Junta de Medellín Cultural, tengo mis mañesadas pero no fui apasionado por la música de protesta, solo Serrat de mi época con Miguel Hernández y en el trabajo con mi amigo Iván Darío López, publicista que tuvo un grupo “José y Darío” cantábamos. Una persona a la que quise mucho.
¿Su vida de profesional?
He sido afortunado por las oportunidades que me dieron, recorrí toda la organización. Pero en la gestión comercial de publicidad fue en donde conocí gran parte de mis grandes amigos del alma, los conocí como mis clientes, con una química muy grande, de confianza, hoy son mis grandes amigos, unos desaparecidos: Iván Darío López, Raúl Fernández, Michel Arnau, Juan Carlos Molina, Mauricio Chica, Jaime Uribe, Gonzalo Villa, Carlos López, publicistas súper talentosos, una camada muy importante, son los sucesores de don Agustín Jaramillo, don Jesús Arnau…
¿Es la publicidad de hoy igual?
No, ha evolucionado muchísimo para bien en muchas cosas y para mal en otras. En aquella época el protagonismo lo tenía la creatividad, piezas publicitarias muy bien elaboradas, muy creativas con unos copy muy bien hechos, con una gráfica espectacular para impresos y para la televisión. Hoy no lo siento así, hoy con la evolución del mundo digital, el alcance de las audiencias a través de metodologías de programáticas hace que la ingeniería y la programática sean más relevantes que la creatividad. Era más romántica la profesión, más cercana.
¿Cómo ve el periodismo de hoy día?
Lo veo con unos retos muy complejos por el desarrollo del mundo digital, pero a la vez muy apasionantes; es decir, la proliferación de las redes sociales como un mecanismo de información le ha dado paso a la posibilidad de las falsas noticias y esto le llega a la gente que le da credibilidad y esto me parece gravísimo, cualquiera hoy en día puede dar información y decir lo que quiera y tiene alto grado de posibilidad que la gente le crea. Nosotros en estos medios de comunicación tenemos unos equipos de trabajo con profesionales periodistas que se formaron en universidad, que tienen protocolo de análisis de la información, contextualización, verificación y enriquecimiento de la información y es lo que entregamos a nuestra audiencia. Aquí es donde veo la diferencia.
¿Y la familia?
Me casé en época de serenatas con una esposa espectacular y me haces recordar que esto de las serenatas y cosas bonitas ya no se usa. Tengo un hogar bellísimo con dos hijas, la mayor vive en Miami, es médica y con esposo médico y la que le sigue comienza estudio en Chicago. Pero las tenemos cerca con la tecnología.
¿La ciudad cómo la ve?
Soy un enamorado de Medellín y de Antioquia y lo comparto con mi esposa que se quedaba aquí en diciembre, cuando decían que alquilaba una buseta y salía a recorrer la ciudad con la familia. Es una ciudad con dificultades, muchas, pero una ciudad con infinitas oportunidades y con gente maravillosa, aquí hay un sector privado muy comprometido con la ciudad y esto no lo veo con el mismo énfasis en otras ciudades. Aquí hay gente extraordinaria con espíritu emprendedor, con montañas hermosísimas. En la actividad de un periódico, antes que un patrimonio de los dueños y accionistas es un patrimonio de la ciudad, la responsabilidad es entregarle a la gente la información que necesita para construir tejido social, esto lo conecta a uno con la realidad de la ciudad. Hay problemas, pero hay solución. Una de las felicidades que tengo ahora con el retiro es poder trabajar en responsabilidad social que me encanta y es a través de la Fundación Julio C. Hernández con un instituto tecnológico en La Pintada.
Luis Miguel de Bedout cierra la puerta de su oficina despues de 36 años en El Colombiano.
¿Trabajaría en el sector público?
No participaría directamente en política, pero no tengo las competencias y habilidades que se requieren para eso, admiro a las personas que lo hacen. Si me dice un alcalde o un gobernador ayúdeme en el comité de X cosa, puede que sí.
Un libro: El corazón del mundo, que muestra la importancia de Asia; la biografía de Davinci y los libros de Alejandro Gaviria.
Una canción: Los boleros de Los Panchos, Amémonos y los clásicos.
Un sabor: Una de mis debilidades es la cocina thai, pero me encanta cocinar, hago un sancocho que es impresionante de bueno, le aprendí los secretos de la paella a Michel Arnau, el rabo de toro y los asados. Me divierte la cocina.
Un dolor en el alma: La muerte es un desprendimiento que genera dolores, pero algo que me ha dado dolor en el alma es la muerte de Carlos Enrique Piedrahíta, me hace mucha falta, era un buen consejero. Pero lo voy a ir sanando
Un titular: El de 5-0
Un miedo: A la moridera. No a morirme, pero sí a estar enfermo y al sufrimiento. Disfruto la vida.
Religiosidad: No soy practicante pero sí soy hombre de fe, hay algo para construir en esta vida y hay algo más adelante.
Periódicos: Los leo todos los días en papel y en la red.
Licor: Me encantan los vinos tengo preferencia por los españoles.