La experta en Moda, Beatriz Arango, habla de la relación actual de Medellín y la moda, de su ADN y logros.
Por: Beatriz Arango-Especial para EL MUNDO
La ciudad vive días vibrantes, de clima estupendo y una creatividad efervescente. No es exageración propia de nuestras conversaciones cotidianas. Basta recorrer las calles de la ciudad o visitar las ferias y mercados tipo bazar, cada vez más comunes durante los fines de semana, para notar la cantidad de emprendedores que nos hacen nuevas propuestas en vestuario, calzado o joyería.
La creatividad
Puede sonar a redundancia, pero esta es una de las razones para creer en nuestros diseñadores locales, porque al ser creativos, desarrollan una identidad propia, esa impronta que convierte una idea en única, un sello en identidad y una historia en algo valioso para compartir y conservar.
Lo veo en vestuario, joyas, carteras y más. Decenas de jóvenes, formados en la ciudad o en el extranjero, que empiezan a crear sus propias marcas y a defender el sueño al que le dan forma desde las aulas.
Por ejemplo, que Johanna Nodier, con su marca Pineapples don’t have sleeves, decida acercarse a las obras del maestro Fernando Botero, con el respaldo del Museo de Antioquia, y hacer prendas de vestir con ellas, acompañarlas con mensajes gráficos divertidos e irreverentes, habla de nuevas intenciones en nuestro medio. Formada en Milán y París, Johanna, apasionada por la ilustración y el diseño gráfico, se ocupa de hacer de sus piezas elementos más allá de lo utilitario, vistosas, agradables y divertidas, no es posible ver PDHS y no admirarla y preguntar por la historia de la prenda.
Las tiendas multimarca
Una de las necesidades más puntuales de los creativos en general es contar con el espacio para mostrar sus propuestas, temporales o permanentes, y llegar al consumidor final. Las tiendas multimarca han surgido como la solución y permiten, además, un ejercicio de curaduría en el que las marcas, de diferentes universos, como trajes de baño, accesorios, marroquinería, bienestar, calzado o sombreros conversan entre sí y revelan unas mixturas con el sello del talento local, que propios y visitantes convierten en objetos del deseo.
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Casos como el de Duna Store, Ocho 43, Makeno Tienda o Duppla, con decenas de marcas en escena demuestran una confianza, necesaria, en el desarrollo de las iniciativas locales. Paola Betancur, de Makeno, nos contaba que semanalmente recibe unas 30 solicitudes para estar en su tienda. Recorrer estos espacios es hacer un viaje de país y de arrojo. En Makeno vibré con las alucinantes carteras de Cuazar, los accesorios de Pilú, las camisetas y chaquetas de La obra de arte soy yo, las blusas de Ana Arias, las velas y esencias de Perpetua, las carteras con contenido artesanal de FehandBags, los zapatos de Daniel Alcaraz, de Laura Cepeda y los sombreros de Lina Osorio o Santamaría. La lista sigue y seguirá, porque este ímpetu creativo se siente poderoso y constante.