El entendimiento Netanyahu-Ganz tomará vuelo en los próximos días, aunque no hay garantía alguna que se mantendrá en el curso del tiempo,
Los once jueces que componen la Suprema Corte de Israel presidida por Esther Hayut han coincidido en permitir a Benjamín Netanyahu la dirección de un gobierno de coalición con Benny Ganz, su áspero rival hasta hace un par de meses. No obstante, deberá presentarse ante los tribunales el 24 de este mes a fin de responder a graves cargos por corrupción y soborno. Si tal encuentro con los jueces tiene lugar en la fecha programada es probable que el proceso se diluirá con rapidez, y en cualquier caso pasarán no pocos años hasta el pronunciamiento de algún veredicto.
Se trata de una primera y sólida victoria de Netanyahu en un país que hasta estos días se había respetado la estricta y consentida división de poderes que desde los pronunciamientos de Montesquieu presiden a las modernas democracias.
La segunda victoria fluye del entendimiento con su ex rival Ganz. Los altos costos- económicos y políticos- de los tres torneos electorales que abrumaron al país, la falta de unidad de la oposición, la tendencia de Ganz a acordar un entendimiento con Bibi a pesar del alto precio personal y político que implica, y, en fin, la invasión del covid-19 propiciaron el clima para un acuerdo entre ambos líderes.
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Y la tercera: Bibi asumirá las funciones de Primer ministro durante 18 a 24 meses; en paralelo, Ganz tendrá igual título pero sin ejercer el correspondiente poder. Al cabo de dos años- el cuadro se invertirá si este entendimiento es escrupulosamente respetado.
Por su alto aunque formal cargo se le ofreció a Ganz una residencia oficial; de momento prefiere trabajar en y desde su propio hogar, distante de Jerusalén. No es el caso de la familia Netanyahu que pide sin reservas que en el periodo en el que Ganz encabezaría el gobierno habrán de gozar de una segunda y oficial residencia en Jerusalén.
Esta exigencia por parte de la familia Netanyahu suscita espinosas críticas en el país. Implica un alto e innecesario gasto público pues la familia Netanyahu cuenta con tres residencias en Israel y por lo menos una en Nueva York que- en conjunto- equivalen a más de 50 millones de dólares. Sin embargo, ni las críticas ni las circunstancias anotadas alcanzan a frenar este acuerdo.
Así, el entendimiento Netanyahu-Ganz tomará vuelo en los próximos días. No hay garantía alguna que se mantendrá en el curso del tiempo, en particular cuando en fecha próxima deberá enfrentar una difícil decisión: anexar o no la Franja occidental jordana, hoy bajo administración militar israelí y poblada por casi medio millón de colonos atraídos ya sea por la presunta santidad de estas tierras, ya sea por sus costos relativamente bajos.
Con el sólido apoyo de Trump, Benjamín Netanyahu se inclina a anexar formalmente estos territorios al resto del país. Se convino que Ganz no tendrá voz o peso algunos en esta decisión. Si en efecto se verifica, cabe suponer que Europa y algunos países de Asia, África y América Latina darán a conocer sus firmes objeciones.