Tanto la ONU como las Farc animaron al Estado colombiano y a la sociedad productiva para que participen en el desarrollo de estos nuevos núcleos de convivencia y paz que nacieron tras la entrega de las armas de esa guerrilla.
El jefe de la Misión de la ONU en Colombia, Jean Arnault, visitó este miércoles una de las nuevas poblaciones de los exguerrilleros de las Farc en Agua Bonita, en el departamento del Caquetá, para comprobar sobre el terreno el desarrollo de estos territorios.
Agua Bonita fue una de las 26 Zonas Veredales Transitorias de Normalización (Zvtn) donde a comienzos de año se concentraron los guerrilleros para hacer su tránsito a la vida civil y, una vez cumplido ese ciclo, se convirtieron temporalmente en Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (Etcr).
Este nuevo caserío se encuentra situado en el municipio de La Montañita, a 35 kilómetros de Florencia, capital del Caquetá, y en él viven entre 200 y 250 miembros de las Farc.
Arnault visitó el lugar en compañía del exguerrillero Pastor Alape, miembro de la dirección nacional del recién creado partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc), y del director de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, Joshua Mitrotti, para conocer los proyectos económicos y de educación que se llevan a cabo en este pueblo.
La urbanización tiene alrededor de 60 casas en las que viven entre cuatro y cinco personas, con dormitorios individuales, baño común, entre otras comodidades.
El principal proyecto económico de este asentamiento es el cultivo de piña que cuenta inicialmente con unas 20.000 plantas, por un valor inicial de quince millones de pesos, obtenidos de un fondo común establecido con fondos voluntarios de aproximadamente 150 exguerrilleros.
Además de la piña, tienen otras iniciativas como el cultivo de yuca y plátano; una zapatería, una ebanistería y, en desarrollo, una piscícola. También cuenta con una panadería, una miscelánea y una biblioteca recién inaugurada.
Para Arnault, el desarrollo del Etcr de Agua Bonita invita al optimismo y es un ejemplo "para que los combatientes recobren la confianza en un proyecto de vida en el marco de la legalidad".
“Esta comunidad está mostrando a Colombia que tenemos un compromiso de paz y lo estamos haciendo con nuestros propios esfuerzos", manifestó por su parte Alape.
"Aquí hay un colectivo de hombres y mujeres con una determinación concreta: construir paz desde actos sencillos como producir alimentos", añadió.
Como el Etcr de Agua Bonita, hay otros 25 asentamientos por toda Colombia aunque, en alguno de ellos, como el del Gallo, en el departamento de Córdoba, muchos excombatientes han abandonado la zona.
"Acá arrancamos con más o menos 350 personas y ahora hay entre 200 y 250; el número va variando. Un día entran diez, otro salen cinco, depende de las actividades, de lo que ellos vayan haciendo, no tienen que permanecer acá", aseveró Mitrotti.
Para Arnault, el fenómeno del abandono por parte de combatientes de algunas zonas no es un problema estructural "pero sí es real".
Según el responsable de Naciones Unidas, este desánimo en miembros de la guerrilla se debe a dos factores: "la reincorporación, que no estaba aterrizada en el momento de la firma de la paz, y las dificultades logísticas que acompañaron al proceso de dejación de armas".