El clavadista colombiano Orlando Duque terminó la temporada regular y se encuentra en el país preparando lo que será un 2018 lleno de retos y competencias.
Luego de vivir por más de 20 años fuera del país, el deportista caleño Orlando Duque disfruta por estos tiempos el placer de estar en casa, es que su carrera como clavadista es algo que lo llena de orgullo pero que lo obliga a mantener la mayoría del tiempo lejos de los suyos, del calor de su familia y del sabor y la alegría de su Valle del Cauca que tanto extraña.
Este 2017 Orlando ya terminó todas sus competencias, lo que queda para él es seguirse preparando, reforzar aspectos en los que debe mejorar y sobre todo disfrutar de lo suyo y de los suyos, algo que no puede hacer con la regularidad que quisiera. En la actualidad Duque se encuentra realizando un proyecto en el país, el cual se trata de redescubrir Colombia en la mirada de un clavadista, identificando aquellos paraísos naturales en los que se pueda practicar esta disciplina, “es que en Colombia lugares hay y de sobra, el problema es que no se han explorado”, afirmó el nadador.
Para Orlando Duque el año competitivo comienza en febrero del 2018, fecha en la que participará de una competencia llamada Salto al Fin del Mundo, que se disputará en Mar del Plata, Argentina, en abril el deportista hará su participación en la Copa del Mundo de clavados de gran altura y participará en la Serie Mundial a partir de mayo, así que debe prepararse lo suficiente para estar a punto cuando llegue el momento de enfrentar dichas competencias.
En charla con EL MUNDO, Orlando habló acerca de sus planes a futuro y de lo que ha sido una larga y exitosa carrera, en un deporte que no goza de popularidad en el país, pero que muchos admiran y reconocen por la valentía que se necesita para saltar desde las distancias que lo hace Duque, un nadador que vuela en cada salto.
“El miedo es algo que personalmente no he logrado vencer del todo, es como un sistema de alerta, de protección, a mí me gusta ese miedo porque me ayuda a mantenerme concentrado en qué es lo que tengo que hacer. Me sirve para asegurarme que el salto va a funcionar bien, para saber que los elementos de cada clavado van a salir a la perfección, después de 30 años haciendo clavados lo sigo sintiendo y me gusta”, contó Duque.
Un deporte que no es olímpico y que no muchos se atreven a practicar, poco a poco se ha ganado el cariño en el mundo y uno de los principales embajadores de esta disciplina es el saltador colombiano, quien además ha sabido abrirle campo a nuevos clavadistas que están surgiendo en el país y también sueñan con hacerse un nombre en las alturas.
“Yo creo que la labor que he hecho puede abrirle las puertas a más saltadores colombianos, en este momento estoy entrenando con Miguel García, quien ya ha competido en varios eventos. También está María Paula Quintero, que tiene 17 años y ya participó en su primera competencia internacional, entonces hay varios deportistas que en cierto momento se dan cuenta que hay algún futuro en los clavados de altura, tienen las aptitudes necesarias y deciden seguir por este camino, que poco a poco va creciendo y sumando adeptos.
Pese a que en el aire un saltador permanece pocos segundos, para realizar un salto perfecto y evitar posibles accidentes, se requiere de una excelente preparación tanto física como mental, pues un saltador debe tener desde la fuerza en las piernas para impulsarse con la potencia suficiente, hasta el autocontrol para manejar el cuerpo en el aire y la serenidad para hacer la entrada en el agua sin inconvenientes.
“Hay que tener una base y estar muy bien preparado, eso se hace en el gimnasio, con trabajo cardiovascular y en piscina donde se hace toda la parte técnica y se trabaja pensando en obtener buenas calificaciones”, señaló Duqe.
En la parte mental Orlando hace ejercicios de visualización y respiración, que lo ayudan a relajarse en esos momentos de tensión y miedo que son normales a la hora de enfrentar las alturas. Gracias a estos trabajos que le ayudan a mantener la calma el deportista caleño puede tener total control sobre su cuerpo y estar con las condiciones necesarias en el momento del clavado.
Otro de los temas en los que trabaja el clavadista es la alimentación. Pese a que no tiene ningún requerimiento especial, Duque lleva una dieta balanceada, come diariamente una buena cantidad de frutas, verduras y proteínas y evita consumir azúcar refinada aunque admite que de vez en cuando peca, pues le gustan mucho los postres, pero siempre se mantiene pendiente de una sana alimentación para que su cuerpo rinda a la perfección durante los entrenamientos y se recupere adecuadamente después de ellos.
Siempre en el aire
Orlando ha pasado más tiempo en el aire que en la tierra, pues cuando no está montado en un avión viajando de un lado a otro para una competencia, está a más de treinta metros de altura batiendo records y llevándose los aplausos de los aficionados, en total 18 años en Estados Unidos y dos en Austria, suficientes para volar lo inimaginable, aunque ahora se encuentra en Cali cumpliendo otro de sus sueños, volver a la tierra que lo vio nacer.
A sus 43 años, el talentoso deportista vallecaucano aún no ve cerca su retiro, su estado físico y condiciones le permiten planificar varios años más de carrera, aunque con los trece títulos mundiales y dos récords logrados, sabe que siempre va estar ligado al deporte sea como competidor activo o desde otro campo, algo que tiene claro y desea proyectar en un futuro.
“Después del retiro no me veo como entrenador, por la disponibilidad de tiempo, pues mantengo viajando de un lado a otro y el hecho de entrenar a alguien requiere de mucho tiempo que no sé si voy a tener, en la actualidad soy miembro del Comité Técnico de Clavados de Altura de la Federación Internacional de Natación y me veo más en la parte directiva”, señaló.
El saltador caleño siempre ha tenido sus metas claras y ahora en este cargo como miembro del comité técnico que desempeñará hasta 2021, se propuso un objetivo: como uno de los máximos representantes y voceros de los clavados de altura en el mundo, quiere trabajar para que esta práctica llegue a convertirse en un deporte olímpico.
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Un reto enorme, como los que está enseñado a enfrentar. Pero así como la disciplina y la constancia han sido sus permanentes asistentes para mantenerse en la cima, ahora su conocimiento, experiencia y don de gentes, serán sus mejores aliados para concretar una meta que, de lograrse, multiplicará la práctica y el reconocimiento de este deporte en todos los rincones del planeta.