Algunos países vecinos señalan a Catar de apoyar a grupos terroristas.
Los cuatro países que desataron la crisis diplomática en el golfo Pérsico a principios de la semana mantienen su postura firme y han elaborado una lista de personas y entidades "terroristas" supuestamente vinculadas con Catar, al que exigen que retire su apoyo a estos individuos y grupos.
De esta forma se han concretado las acusaciones que llevaron a Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Baréin a cortar las relaciones diplomáticas con el pequeño emirato por su respaldo a grupos radicales en la región, una acusación de viene de lejos pero que esta vez está siendo más explícita.
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En la lista figuran 59 individuos, la mayoría de los cuales son cataríes y egipcios, como los conocidos clérigos radicales Yusef al Qaradawi y Wagdi Guneim, ambos de nacionalidad egipcia.
Muchos de ellos son exponentes de los Hermanos Musulmanes y de grupos salafistas, además del excombatiente islamista libio Abdelhakim Belhash y otros nacionales de ese país, así como algunos saudíes, kuwaitíes, bareiníes, jordanos y un yemení.
Mientras, las doce organizaciones consideradas "terroristas" incluyen a fundaciones de caridad cataríes directamente ligadas a la familia real, cinco grupos bareiníes chiíes acusados de llevar a cabo actos violentos en ese país y una milicia libia que lucha en Bengazi contra las fuerzas del general Jalifa Hafter, apoyado militarmente por El Cairo y los Emiratos.
Los países que emitieron la lista aseguraron que esta pone en evidencia "la dualidad política catarí", cuyo Gobierno "dice luchar contra el terrorismo pero apoya y financia a las organizaciones" de esta naturaleza.
Por su parte, el pequeño emirato ha rechazado una vez más esas acusaciones y ha asegurado que "nunca ha visto un nivel tal de hostilidad, ni siquiera por parte de un Estado hostil", según un comunicado publicado en Twitter por el ministro de Exteriores, Mohamed bin Abdelrahman al Zani.
El titular también señaló que "Catar no está preparado para rendirse ni va a comprometer la independencia de su política exterior", lo cual indica que no será fácil que el Gobierno catarí acepte las demandas planteadas por sus oponentes.
El ministro acudió este viernes a Alemania, donde se reunió con su homólogo, Sigmar Gabriel, y ambos pidieron en una rueda de prensa conjunta regresar al diálogo y evitar una escalada de la crisis en el Golfo Pérsico.
Bin Abdelrahman destacó que "el diálogo y la diplomacia son la primera opción" para Catar, al mismo tiempo que denunció el "bloqueo aéreo, marítimo, terrestre y económico que castiga principalmente a la sociedad" catarí.
Por su parte, Gabriel instó a todas las partes implicadas a "centrarse en el enemigo real, el terrorismo" del grupo yihadista Estado Islámico, y a regresar a la mesa de diálogo.
Asimismo, mostró la "gran preocupación" de su país por la crisis en el golfo y recordó las graves consecuencias que puede tener la ruptura del diálogo y de la diplomacia.
El titular alemán recibió el pasado miércoles en Berlín al ministro de Exteriores saudí, Adel al Yubeir, en un intento de mediar en la crisis, en la cual aún no se ha abierto un canal de diálogo entre las dos partes enfrentadas.
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El emir de Kuwait, Sabah Ahmed al Sabah, viajó esta semana a Arabia Saudí y a los Emiratos, pero por el momento no se han dado a conocer los frutos de esa mediación ni las posibilidades de éxito que podría tener Al Sabah a la hora de desbloquear las relaciones entre las partes, como ya hizo Kuwait en 2014.
Por otra parte, el ministro libanés de Exteriores, Yebran Basil, aseguró este viernes que su país trata de reconciliar a los "países hermanos árabes", al mismo tiempo que evita "interferir" en sus asuntos.
"El Líbano insta al diálogo, al entendimiento y a las soluciones diplomáticas, y no al conflicto", destacó en una rueda de prensa conjunta con su homólogo húngaro, Peter Szijjarto.
"Nuestro objetivo es luchar contra el terrorismo y el extremismo, así como propagar la paz, el acuerdo y la prosperidad entre los países árabes hermanos", remachó Basil.
De momento, ningún país árabe ni occidental ha podido desbloquear la situación y ninguna de las partes ha dado muestras de querer dar su brazo a torcer.