En el documento papal se reconoce un segundo milagro por la intercesión de Pablo VI, por lo que será proclamado santo.
El papa Francisco promulgó el decreto por el que se reconoce un segundo milagro por la intercesión de Pablo VI. Por ello, informó este miércoles la oficina de prensa del Vaticano, será proclamado santo.
Aunque no se comunicó la fecha, su canonización podría celebrarse a finales del próximo mes de octubre en Roma, al final del Sínodo de Obispos sobre los Jóvenes, convocado del 3 al 28 de octubre, según adelantó el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin.
Pablo VI, cuyo pontificado fue de 1963 a 1978, creó el Sínodo de Obispos, las asambleas de los prelados llegados de los cinco continentes al Vaticano. Unas reuniones indicadas durante el Concilio Vaticano II, convocado por Juan XXIII y celebrado desde 1962 a 1965, y que fue justo el papa Giovanni Battista Montini quien se encargó de su última etapa y clausura.
Pablo VI será el tercer papa que canoniza Francisco, después de san Juan XXIII y san Juan Pablo II. La beatificación de Pablo VI también la autorizó y celebró el papa argentino el 19 de octubre de 2014 en una misa que fue la ceremonia de clausura del Sínodo extraordinario sobre la familia.
Además de concluir y defender el difícil Concilio Vaticano II, el 15 de septiembre de 1965 instituyó, con el "motu proprio" llamado "Apostolica sollicitudo", el Sínodo de obispos para ayudar al pontífice a realizar su tarea de gobierno en la Iglesia universal.
Fue el primer papa viajero, y por tanto el primero en visitar Tierra Santa, y emprendió viajes por los cinco continentes. Sufrió un atentado, en 1970, cuando un pintor boliviano le hirió con dos puñaladas a su llegada al aeropuerto de Manila.
La camiseta ensangrentada fue la reliquia que se expuso en la ceremonia de beatificación celebrada en la Plaza de San Pedro. Pablo VI es considerado también el papa del diálogo y la reconciliación entre las diferentes Iglesias.
Y prueba de ello fue el histórico gesto del abrazo con el entonces patriarca Atenagoras, abriendo el camino de reconciliación entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa, después de más de 500 años del cisma de Oriente.
A él se debe la "Humanae Vitae", que incluía la postura de la Iglesia católica hacia el aborto, sobre el control de la natalidad y los métodos anticonceptivos.
El primer milagro atribuido a la intercesión de Pablo VI, y que le permitió ser beatificado, fue la curación de un feto en los primeros años de la década de los 90 del pasado siglo en California, después de que se diagnosticase que tenía graves problemas cerebrales, pero la madre se negó a abortar y el niño nació sin problemas.
El milagro reconocido en esta ocasión, según han explicado algunos medios, es el de Amanda, una niña nacida el 25 de diciembre de 2014 en Verona (Italia), con apenas 24 semanas de gestación, pero que sobrevivió. A las trece semanas la placenta se rompió vaciándose de líquido amniótico por lo que los médicos le aconsejaron abortar, pero la madre se negó y continuó su embarazo.