Patria precaria

Autor: Eufrasio Guzmán Mesa
5 junio de 2019 - 09:05 PM

Nadie parece conmoverse con las “ejecuciones del presupuesto” apresuradas, suntuarias, erráticas para no dejar esos fondos sometidos a las leyes de garantías.

Medellín

Eufrasio Guzmán Mesa

Muchísimos columnistas de este país, sobre todo los que se pueden identificar claramente como defensores del estado de cosas, andan casi siempre exaltando el orden y la institucionalidad, como si no supieran la perversión a la cual ha llegado el presunto orden que no es más que la continuación de un desorden oprobioso e injusto que se encarga de perpetuar el gobierno de turno, defendiendo e imponiendo la comisión ilegal, la coima y el despilfarro.

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Llevamos dos siglos largos viviendo la corrupción monstruosa. Al comienzo de la nación fueron Francisco Antonio Zea y luego Montoya y Arrubla quienes tramitaron empréstitos enormes cuya primera finalidad fue desviada en parte para amortiguar el efecto político de las condiciones en las cuales fueron obtenidos. Y hasta el sol de hoy se siguen tomando medidas unilaterales, no de beneficio común; se aprueban planes de desarrollo que apuntan a favorecer una mayor concentración de la riqueza en manos los mismos que dilapidan oportunidades para la mayoría del pueblo colombiano. Esa defensa del orden y de la institucionalidad se vuelve casi histérica cuando se trata de venerar y exaltar los valores nacionales los cuales se identifican sumariamente exaltando el papel de las fuerzas armadas, tanques, armas, aviones de guerra y toda clase de los dispositivos que han servido históricamente para la dominación de una minoría sobre la mayoría de la población. Los desfiles deberían exaltar a los millones de colombianos que están haciendo patria, maestros, médicos, enfermeras, obreros, trabajadores del campo.

Los estudios de historia de Colombia muestran claramente que las fuerzas armadas han servido siempre y de manera preferente a los dueños del gran capital y a los terratenientes y ese sello de clase ya se ha visto corroborado en momentos de tránsito y de dificultades. No son los militares quienes defienden la libertad de prensa, son los periodistas y los trabajadores de la cultura; no son los militares quienes luchan por la libertad de expresión, son los intelectuales y los escritores independientes; no son los militares, comprometidos con el establecimiento, quienes garantizan los derechos fundamentales, y sí lo son los trabajadores y los estudiantes con sus movilizaciones quienes defienden el acceso al conocimiento y las posibilidades de cambio en la administración de la justicia. Son los millones de colombianos con sus protestas y con sus movilizaciones quienes defienden la nación, los otros la ferian, la dilapidan.

Colombia es una nación extraña dónde las autoridades de las Naciones Unidas son abucheadas e insultadas cuando vienen a hablarnos de paz para el progreso. Somos un país donde millones de desposeídos votan permanentemente por quienes destruyen la nación y arrebatan el futuro a las generaciones que con grandes sacrificios esos millones de trabajadores alimentan y educan precariamente. Nadie parece conmoverse con las “ejecuciones del presupuesto” apresuradas, suntuarias, erráticas para no dejar esos fondos sometidos a las leyes de garantías. Nadie parece estar interesado en revisar la pertinencia de las inversiones y esa indolencia, esa indiferencia es más grave dada la desigualdad en la distribución de los ingresos.

Lo inviamos a leer: Bancarrota moral

Y por ello mismo hay que resaltar el trabajo honrado, la gestión de tantos trabajadores e impulsores creativos de empresas de cerveza, de café, confecciones, producción agrícola y muchos sectores que son quienes llevan en hombros esta nación esquilmada por una élite indiferente a la paz y amiga de la guerra.

 

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Comentarios:

jj
jj
2019-06-06 11:18:15
O denunciar, hacer debido seguimiento y verificación como no ocurre en la Guajira, trasteo de votos y de regalias nada de nada y del alcalde ni para la foto.
jj
jj
2019-06-06 11:15:33
Cada cuatro años es el mismo discurso anti corrupción trasnochado. Si el pueblo no vota a conciencia como lo sucedido en Barranquilla, pues nada va a cambiar.

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