No es una receta de cocina. Ojalá. Pollo, huevo y canela son tres sencillos productos que se convirtieron esta semana en otro gran símbolo de la corrupción en Colombia. Símbolo de esa corrupción galopante que en este caso tiene a los niños como víctimas directas. Es que, como los conflictos armados, la corrupción también arroja víctimas directas además de que es un robo al bolsillo de todos los ciudadanos y mina la credibilidad del Estado y sus instituciones.
Según la Contraloría General de la República, por desidia en la contratación y en la ejecución de los recursos en el 2016 se dejaron de entregar 32.8 millones de raciones de comida del PAE, ‘Programa de Alimentación Escolar’ con el que se pretende alimentar cada año ocho millones de niños pobres en todo el país. El anuncio lo hizo el contralor Edgardo Maya Villazón en su rendición de cuentas: “En total, el año pasado no se entregaron 32,8 millones de raciones y hubo pérdida de recursos por 32.951 millones de pesos en 17 departamentos”. (El Tiempo, 22-11-17).
Lea sobre las denuncias del contralor general en torno al PAE
Entre varios aberrantes casos descubiertos por la mencionada entidad, describo tres a manera de ejemplo:
En Cartagena, una fundación contratista de Pasto (¡¿de Pasto?!) cobró a la Alcaldía $ 7.000 por una pechuga de pollo en un mes y facturó $40.000 por la misma pechuga al mes siguiente.
En la misma ciudad, también la Alcaldía pagó a dicha fundación $ 40.000.000 por 2.824 kilos de canela ($14.164 por cada kilo), canela que se comprobó jamás llegó a las instituciones educativas y que nunca fue utilizada como ingrediente de ningún alimento.
También para ejecutar el PAE, en el departamento de Amazonas la Gobernación pagó a los contratistas $900 por un huevo, entre otros sobrecostos e irregularidades de diversa índole (misma fuente). Sí…, en el Amazonas, bastante más al sur de Cartagena para que se entienda que la corrupción no tiene regiones y que es una sucia mancha que se despliega por todo el mapa de Colombia.
¡Tres casos tres! Tres casos indignantes entre cientos que se siguen descubriendo y que continúan sucediendo pese a las decenas de denuncias y condenas. La corrupción ahí, siempre la corrupción y, lo que es peor, los niños como sus víctimas. Siempre los niños víctimas de todo tipo de vejámenes en Colombia.
¿Hasta cuándo esto si llevamos años escuchando las mismas denuncias? ¿Antes que las condenas a los involucrados acaso Colombia está condenada perpetuamente a este tipo de corrupción, de robo a la salud y la vida de nuestros niños más pobres?
Carteles, cientos de carteles por doquier conformados en corruptos contubernios entre “servidores” públicos y entidades privadas. Colombia es un cartel. Pero siempre será más despreciable, vergonzosa y cruel la corrupción que afecta a los niños y niñas, que pone en peligro su vida y que se las arrebata como se ha comprobado en la Guajira por desnutrición y como seguramente ha sucedido, sucede y seguirá sucediendo en muchos lugares del país sin que se identifique la causa directa de esas muertes tempranas. Sufrimos de desnutrición ética y de obesidad de corrupción.
Pollo con huevo y canela suena como a una receta exótica criolla. Pero no: en este caso es la receta de la corrupción en Colombia. Un canelazo pútrido mortal. Es el símbolo de que una inmensa parte del Estado colombiano es un negocio. Un negocio de pollo, huevos, canela, sentencias judiciales, votos, refinerías, sangre, grandes autopistas, vías terciarias, armas, drogas lícitas e ilícitas, contrabando, salud, vidas. Un negocio, una receta donde los únicos ingredientes ausentes son la ética, la ley y la justicia.
Siempre habrá corruptos aquí y en todo el mundo. Pero mientras no haya un profundo cambio cultural que ponga la ética como base de cualquier actividad social, hoy la herramienta más efectiva la tienen los ciudadanos: Su cédula de ciudadanía. Es el arma más eficaz contra la corrupción si se usa para votar por candidatos sin sospechas. Si se usa con cuidado en las elecciones luego de examinar minuciosamente la hoja de vida, el partido y los aliados de cada candidato sea para el cargo que fuere.
Colombia es un cartel. Colombia es un negocio. Colombia es una herida… Pero Colombia dejará de ser todo eso cuando la asumamos.