La falta de abastecimiento y las constantes carencias que han enfrentado los venezolanos son el detonante de una serie de movilizaciones que se extienden por diferentes ciudades del país vecino.
Las protestas por la escasez y la carestía de alimentos y por la falta de gas doméstico y agua continuaron este jueves en Caracas y otras ciudades del país.
"Estamos protestando aquí por todo, por la salud, por la comida, estamos protestando porque no hay transporte, estamos protestando porque no hay seguridad social, estamos protestando por todo lo que el ser humano, la persona, necesita para vivir en un país normal", dijo Marbelys Arias, una vecina de 34 años del oeste de Caracas.
Arias es una de las decenas de personas que salieron a cortar la calle en esta parte de la capital, que ya vivió en la noche del miércoles manifestaciones y saqueos en otros puntos en medio del malestar por el incumplimiento por parte del Gobierno de entregar los tradicionales perniles de Navidad a precios subsidiados.
"No solamente por un pernil ni una bolsa del Clap (comida subsidiada). Estamos protestando por nuestras necesidades físicas, sociales, económicas", agregó Arias.
Grupos de colectivos (grupos de civiles a veces armados que apoyan al Gobierno chavista) se presentaron en el lugar de la protesta para tratar de calmar a los manifestantes hablando con ellos.
"Los niños se desmayan. Los niños no pueden ir al colegio, van un día sí, un día no. (...) Pierden horas de clase, pierden días de clase, meses de clase porque no tienen una buena alimentación. No tienen proteínas porque el pollo está por las nubes, la carne está por las nubes, la harina está por las nubes", dijo Arias.
La joven, que se quejó también de la falta de medicinas y de las carencias en los hospitales agregó: "Demasiado el pueblo está callado, demasiado el pueblo ha aguantado el hambre, ha aguantado desidia, las enfermedades".
"Yo estoy aquí porque no tenemos comida. Tenemos más de tres meses que no nos llega la caja (de comida subsidiada del Clap), y ya basta, ya está bueno, nosotros tenemos hambre, hambre", dijo Irma Peña, de 55 años y residente en la Cota 905, otra zona del oeste de Caracas.
Millones de familias dependen de las cajas y bolsas de comida subsidiada que reparte el Gobierno ante la explosión de precios y la caída del poder adquisitivo en Venezuela, en hiperinflación desde octubre y que cierra el año con una inflación acumulada de más del 2.000 %, según cifras del Parlamento.
Además, Venezuela registró en 2017 89 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, lo que se traduce en 26.616 víctimas mortales; cifra que mantiene al país caribeño en el segundo lugar en la lista de países más peligrosos del mundo, encabezada por El Salvador.