Entre 2021 y 2022 estarían operando los tres proyectos portuarios en desarrollo: Puerto Antioquia, Puerto Darién y Puerto Pisisí. La lucha por cerrar los negocios comerciales puede ser el factor que determine cuál será el primero en iniciar operaciones.
Noventa y dos años después de que la gobernación de Antioquia contratara con la firma alemana Siemens Bauunion el primer estudio para elegir la mejor ubicación de un puerto en el Golfo de Urabá, la región, el departamento y el país están a la expectativa por conocer cuál será el primer proyecto que entre en operación, a comienzos de la próxima década.
La carrera por ser el primer proyecto exitoso en ver la luz después de tanto tiempo, se ha avivado en las últimas semanas debido a que cada uno de los tres proyectos en desarrollo, Puerto Antioquia, Puerto Darién y Puerto Pisisí, están dando los pasos finales para iniciar la etapa de construcción que, según sus respectivos cronogramas, permitiría el inicio de operaciones entre 2021 y 2022.
Y aunque entre los mismos promotores de los proyectos hay consenso en que en Urabá pueden convivir los tres puertos, o incluso más, también saben que difícilmente los tres puedan comenzar operaciones al mismo tiempo, por lo que ser el primero parecer ser hoy la prioridad.
Si bien la idea de un puerto que se consideró en 1926 nunca llegó a concretarse debido a la falta de interés del Gobierno central en la región de Urabá, la visión de tener un terminal marítimo en la zona se retomó desde que, en la década de los años 60 del siglo pasado, la producción industrial de banano afianzara esta fruta como producto de exportación.
El desarrollo de la infraestructura vial desde el interior del país hacia Urabá y el surgimiento de iniciativas privadas que han permitido a municipios como Apartadó y Turbo enriquecer su oferta de servicios y el desarrollo urbano, le dieron el impulso definitivo a un sueño que hoy puede decirse que alcanzó un punto de no retorno.
“Desde hace dos o tres años le venimos trabajando de manera conjunta todos los gremios de la región de Urabá, las empresas públicas y privadas para que salga adelante”, dice sobre la iniciativa portuaria Adolfo Zapata, presidente de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Urabá. “Es una necesidad sentida, es una deuda histórica que se tiene con la región”, enfatiza.
A juicio de Zapata, Urabá requiere el puerto por dos motivos: “porque necesitamos dinamizar la economía de la región para no depender exclusivamente del sector bananero” y “porque Urabá es una posición estratégica que ya requiere desarrollarse”.
En efecto, la región, según datos de la Cámara de Comercio, cuenta ya con más de 700.000 habitantes y necesita cambiar la dinámica de una vocación agroindustrial a una vocación industrial. “Y el puerto nos va a permitir hacerlo”, reitera Zapata, quien es claro en que desde la Cámara de Comercio se promueven todas las iniciativas: “para nosotros sería de gran beneplácito que las tres iniciativas portuarias se desarrollaran, bienvenidos sean los tres o los que se vengan”.
La etapa definitiva en el desarrollo de un sistema portuario para Urabá comenzó doce años atrás cuando la gobernación de Antioquia, en cabeza de Aníbal Gaviria Correa, a través de la secretaría de Productividad y Competitividad, en cabeza de Juan Camilo Quintero, retoma los estudios realizados por la Sociedad Promotora de Proyectos S.A., de la que hacían parte Uniban, Banacol, Augura y Proantioquia, entre otras entidades. Dos años después, ya en la administración de Luis Alfredo Ramos, se crea junto con el Idea la Sociedad Promotora del Puerto de Urabá.
De esta iniciativa se desprendería, más adelante, uno de los proyectos que hoy se abre paso, mientras que otros dos, promovidos desde la certeza de la viabilidad técnica y de la oportunidad que da el desarrollo vial y económico de la región, surgieron de manera paralela.
A continuación echamos un vistazo al avance de cada una de estas iniciativas.
El más reciente hito en el desarrollo del proyecto Puerto Antioquia fue la visita de representantes de más de veinte bancos internacionales, el pasado 27 de septiembre, para conocer “lo que por tantos meses han venido revisando en el papel y es la posibilidad de acompañarnos en el financiamiento”, según le explicó a EL MUNDO el gerente del proyecto, Andrés Felipe Bustos.
“Aquí hemos hecho un trabajo totalmente articulado con las instituciones, con las comunidades, con la industria, con los gobiernos local, regional y nacional”, expresó el directivo y añadió que la visita de los bancos buscaba mostrar que “este es un puerto que lo hemos pensado y lo hemos diseñado y lo hemos masticado en todos y cada uno de sus detalles”.
Bustos indicó que el proyecto se encuentra en la “fase definitiva del proceso de cierre financiero”. “Ha sido un proceso complejo, es un proyecto donde los bancos y los socios quieren tener la tranquilidad en todos los frentes: la carga, la ingeniería, los temas sociales, los temas ambientales, los temas legales, y poner todo eso de una manera que sea viable”, expresó.
Por otro lado, el contrato de construcción, del tipo EPC (llave en mano), ya está listo, así como está seleccionada la empresa constructora, que será el consorcio francés Eiffage. “La ingeniería está en su fase más avanzada, los permisos están, los socios están, tenemos que darle espacio a la banca para que termine su proceso de debida diligencia y estar iniciando obras empezando el año entrante”, contó Bustos.
Respecto a la relación del proyecto con las comunidades vecinas al corregimiento de Nueva Colonia, el gerente del proyecto dijo estar tranquilo porque desde que se comenzó a desarrollar el proyecto se ha trabajado con ellas.
“Ahorita mismo acabamos de lanzar un plan integral de desarrollo para Nueva Colonia con la institucionalidad, no es solo Puerto Antioquia, sino que es un tema en el que todos tenemos que participar”, contó y añadió que “con ese plan se van a lograr despejar muchas de las dudas que tiene la comunidad y, sobre todo, atender las grandes necesidades”.
El proyecto, que ya cuenta con los permisos, la licencia ambiental y la concesión portuaria, tiene un costo estimado de 650 millones de dólares y tardaría 31 meses en ejecutarse. Se estima que el inicio de obras sería en el primer trimestre de 2019.
Pablo Agudelo, gerente del Puerto Internacional del Darién, fue quien buscó en 2005 a la Gobernación de Antioquia para relanzar la idea de un puerto en Urabá. Cuando la oficialidad tomó su rumbo, él decidió seguir el propio y, tras recopilar información de los estudios realizados desde 1926, recorrió la zona de Urabá con el fin de encontrar “el mejor sitio para desarrollar el proyecto más barato”.
Tras iniciar el trámite ante la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (Anla) para el licenciamiento de un puerto, la entidad le pidió un diagnóstico ambiental de alternativas. Fueron en total 16 las presentadas y fue la Anla la que seleccionó “la más viable desde el punto de vista técnico y ambiental”, ubicada en Necoclí.
En 2015 Conconcreto se integra a la iniciativa y, ya con la licencia ambiental, se invitan otros socios, llamado al cual acude una compañía brasileña gestora de fondos de inversión en infraestructura, la más grande la Latinoamérica, que por ahora prefiere mantener su identidad en reserva.
“Nosotros escogimos el sitio para desarrollar el mejor proyecto, no el mejor proyecto para desarrollar una tierra”, afirma Agudelo para explicar que el costo de esta obra sea de 310 millones de dólares, el más bajo entre los proyectos existentes.
Sobre el lugar, describe que “está resguardado del oleaje por Punta Caribana, es una zona que tiene estabilidad de costa, es decir que no tiene aportes sedimentarios de ningún río; lo tenemos ubicado en un solo predio, entonces no hay que comprar predios ni hacer gestión social ni reasentamiento poblacional, ni consultas previas”.
Ahora bien, para empezar a operar el 1 de febrero de 2022, como es la idea, requiere de cerrar contratos de carga, para lo cual “estamos ofreciendo una tarifa muy competitiva a todos, incluso a los bananeros”.
“Al tener un nivel de inversión que es la mitad de los otros proyectos podemos ser muy agresivos comercialmente y eso estamos haciendo”, insiste.
“Yo creo que en Urabá se va a desarrollar más de un puerto, seguro. En el mediano y largo plazo, las bondades geográficas de Urabá van a llevar a que definitivamente se desarrolle más de un puerto. En el corto plazo uno será el que jalone ese desarrollo. Obviamente nosotros creemos que será el nuestro, pero cada quien cree que su hijo es el más inteligente del colegio”, finalizó.
A Teófilo Lemus Mosquera, actual gerente de la Sociedad Portuaria de Turbo Pisisí S.A., le inquietaba que su municipio no tuviera un puerto de aguas profundas cuando veía los desarrollos portuarios de Panamá, hacia donde navegaba. “El puerto que hay es irregular, es un puerto artesanal prácticamente”, reflexiona.
Pero no se quedó con la inquietud. Invitó a sus amigos a adelantar un proyecto. Lo primero que le dijeron, recuerda, fue que estaba loco. Aun así lo acompañaron 50 personas de las cuales, al final, permanecieron 27, puesto que en ese tiempo “estaba en pleno furor el problema de las pirámides, entonces a la gente le daba miedo, decían que era una pirámide”.
Lo que empezó como Patio y Embarcadero de Contenedores, para no llamar demasiado la atención con la palabra puerto, es hoy la Sociedad Portuaria de Turbo Pisisí S.A., que tras no encontrar inversionistas nacionales que desarrollaran la idea porque “nadie nos creyó”, según afirma Lemus, dieron con la coreana Natec. “Se lo presentamos y les pareció interesante”, asegura.
Tras los estudios de mercado y luego de que se aprobaran los créditos necesarios, se obtuvo la licencia ambiental. “En este momento solamente estamos esperando que nos emitan la resolución de otorgamiento de la concesión portuaria para firmar el contrato e iniciar obras”, resumen Lemus.
Sobre la ubicación, el gerente de la sociedad explica que la bahía de Turbo resultó ser el sitio ideal para ellos “porque no tiene problemas de oleaje, porque se puede trabajar 24/7 sin problema”. El valor del proyecto está estimado en 500 millones de dólares y el tiempo estimado de obras es de 18 a 24 meses. “Necesitamos seis meses para preparar la logística para iniciar la construcción una vez nos otorguen la concesión”, explicó.
Sobre los potenciales clientes, Teófilo Lemus indicó que “una vez empiece la construcción ya tenemos una departamento que se encargue de la parte comercial del puerto”, pero resalta que los buscarán en el interior del país, desde donde Turbo será ahora el puerto más cercano.