La intención de los nuevos propietarios de migrar de una plaza de toros a una arena implicaría intervenciones que, según defensores de la tauromaquia, atentarían contra el carácter de bien de interés cultural que cobija a la edificación.
Un nuevo capítulo en las tensiones que los aficionados a las corridas de toros sostienen con los nuevos socios mayoritarios de la antigua Plaza de Toros La Macarena, quedó planteado en días pasados tras la petición que un grupo de taurinos hiciera a la empresa D’Groupe para que se respete el valor arquitectónico, histórico y urbanístico de interés cultural de la construcción y que podría estar amenazado por los planes de los inversionistas.
Según una misiva firmada por el ingeniero y aficionado a los toros Mauricio Brand Arboleda, la plaza está declarada “bien de interés cultural y por ende no se puede intervenir si no es con el beneplácito del Ministerio de Cultura”.
Aunque se afirma en el entorno taurino de la ciudad que las reformas al interior del centro de eventos son un rumor, EL MUNDO tuvo acceso al archivo del programa radial especializado en tauromaquia Minotauro, donde el vocero de D’Groupe, Ricardo Peláez Restrepo, afirmó en diciembre pasado que la organización “tiene toda la intención de migrar de una plaza de toros a una arena o centro de eventos como se conoce en el mundo”.
A juicio de Brand Arboleda, en la misiva enviada a D’Groupe, la antigua plaza de toros está protegida por el Acuerdo Municipal 62 de 1999 (Plan de Ordenamiento Territorial) y por el Decreto Municipal 1407 de 1995, “que lo clasificó como de nivel 1, es decir de conservación rigurosa, por lo que cualquier cambio que se realice en su edificación debe contar con la autorización del Comité de Monumentos del Ministerio de Cultura, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 11 de la Ley 397 de 1997”.
Un argumento adicional es que, como La Macarena es el único espacio habilitado para la celebración de festejos taurinos en Medellín, según el Reglamento Nacional Taurino consignado en la Ley 916 de 2004, y ante la imposibilidad también legal de levantar nuevos escenarios para las corridas de toros, la transformación del recinto atentaría “contra el espíritu de estas leyes si se modificase sustancialmente el inmueble de tal modo que afecte el cumplimiento del propósito taurino que desde su origen tiene”.
En efecto, según constató EL MUNDO, el Decreto Municipal 1407 de 1995, declara de valor patrimonial, entre otros inmuebles, a la Plaza de Toros La Macarena, y la clasifica en el nivel 1 de conservación rigurosa. En el literal e. del mismo decreto, se detalla que el valor arquitectónico del inmueble es su estilo mudéjar (mezcla de lo hispánico y lo musulmán), diseño del arquitecto Gonzalo Restrepo.
La declaratoria, explica la norma, se hizo en virtud de que la Plaza de Toros La Macarena hacía parte del inventario arquitectónico elaborado por la Sociedad Colombiana de Arquitectos en 1993 y del inventario de patrimonio cultural elaborado por la Secretaría del Área Metropolitana y la Cámara de Comercio de Medellín en 1989.
Ahora bien, esta declaratoria fue ratificada en el Plan de Ordenamiento Territorial de 1999 (Acuerdo 62), que en su capítulo segundo, artículo 59, incluye a la plaza en el inventario de bienes de interés cultural del municipio, y define el nivel de conservación como “integral”, es decir, que solo se pueden realizar obras de restauración, consolidación arquitectónica, consolidación estructural y mantenimiento.
La misma norma también permite la “adecuación” y la “intervención de ampliación” “siempre que no atenten contra la calidad general del inmueble”, para el segundo caso, y siempre que sea compatible “con el valor patrimonial del edificio, manteniendo las condiciones originales en cuanto a volumetría, fachada y materiales”, para el primer caso.
Ahora bien, tales normas siguen vigentes por cuanto la revisión de largo plazo al Plan de Ordenamiento Territorial (POT) que llevó a cabo la Administración anterior no hizo modificación alguna a este respecto, según le confirmó a EL MUNDO Jorge Pérez Jaramillo, secretario de Planeación durante ese gobierno.
Según lo declarado por el vocero de D’Groupe, Ricardo Peláez, al programa taurino Minotauro, el equipo técnico de esa empresa “ya está rayando en un master plan para conocer las virtudes, las dificultades y lo que se puede lograr en ese espacio. Una vez tengamos el resultado, revisaremos por etapas qué mejoras podemos ir haciendo para mejorar las especificaciones del centro de eventos y poder ofrecer un rango más amplio de eventos”.
EL MUNDO quiso conocer el estado actual de ese análisis y la postura actual de D’Groupe sobre el reclamo de los aficionados taurinos, pero si bien hubo respuesta de parte del vocero, este manifestó que no entregará declaraciones oficiales al respecto hasta tanto todos los estudios técnicos y jurídicos estén realizados.