Por esto, la Reina Isabel II designó a Boris Johnson, conocido como el “Trump” británico, quien podría convertirse en el último primer ministro del Reino Unido
Tres años después de la decisión tomada por los ciudadanos del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte y Gibraltar de salir de la Unión Europea (UE), se ha generado una catástrofe política y social. La situación es tan delicada que el gobierno británico mencionó que abandonar la UE sin un acuerdo, puede dar lugar a disturbios, aumento de los precios de los alimentos, reducción de los suministros médicos y hasta interrumpir el servicio de luz. Algo sin precedentes en uno de los países más ricos del mundo, una crisis sólo equiparable con lo sucedido después de la segunda guerra mundial.
Por otra parte, la dimisión de la Primera Ministra Theresa May después de su fallida negociación del Brexit -cargo para el que fue electa- y de sobrevivir a dos mociones de censura, nunca logró convencer al Parlamento del pacto de salida que había logrado con la UE. Por esto, la Reina Isabel II designó a Boris Johnson, conocido como el “Trump” británico, quien podría convertirse en el último primer ministro del Reino Unido, ya que para Escocia, el Brexit es una imposición de Londres.
Así lo mencionaron personalidades como John Harvey Mcdonough, importante empresario del whisky, quien tajantemente señaló que su “mercado es el mundo”. David Frost (director de la asociación de whisky escocesa), indicó que el 40% de sus exportaciones van a la UE y una salida significaría imponer barreras innecesarias y cargas administrativas que ralentizarían este y otros sectores de la economía.
A esto se suma la incertidumbre en Irlanda del Norte y la República de Irlanda por el cierre de la frontera que pone en peligro el acuerdo de paz del “good friday”. El temor es latente, ya que un Brexit duro generaría una subida en los aranceles que acabaría con miles de trabajos. Lo mismo ocurre con el territorio insular de Gibraltar, cuya inmigración tardaría hasta cuatro horas más de lo que toma en la actualidad. Además, hay miles de ciudadanos del Reino Unido que viven en la UE, a quienes les tocaría empezar a pagar impuestos sin lugar a prerrogativas.
Lo que sucede hoy en el Brexit y a nivel mundial es preocupante. Es como si en vez de estar mirando hacia adelante como sociedad para superar las brechas que nos dividen, estemos haciendo todo lo contrario, retrocediendo con políticas proteccionistas en un mundo globalizado. Estamos en una coyuntura muy parecida a la que precedió la segunda guerra mundial con la democracia bajo amenaza.