Durante más de una semana, que empezó el pasado viernes 20 de julio, los aires de algunas ciudades de Colombia, Antioquia, y por supuesto de Medellín, transportan la maravilla de las magníficas notas musicales que entonan los 29 coros antioqueños e internacionales convocados a participar de los 25 conciertos oficiales y la decena de eventos adjuntos que se realizan con ocasión del XVII Festival Coral José María Bravo Márquez, que organiza la Corporación Ensamble Coral de Medellín y apoyan algunas instituciones a las que este año se sumaron más de cien personas que han hecho aportes económicos para oxigenar el más importante encuentro de música coral que hoy se realiza en América Latina.

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En su versión 2018, el Festival José María Bravo Márquez reúne a cuatro coros internacionales y a 25 nacionales, algunos de ellos noveles en esta clase de encuentros, que son a la vez exigentes, por el esfuerzo de formación de públicos que el evento ha realizado durante casi dos décadas, y masivos, en virtud de la gratuidad de los conciertos que se ofrecen en distintos escenarios del valle de Aburrá, como antes se cumplieron en Bogotá, Salento, Jardín, El Peñol, entre otros. Durante los cuatro días de conciertos, los auditorios escucharán las mejores obras del repertorio clásico, interpretaciones corales de la música popular de cada uno de los cinco países presentes, así como algunos estrenos de composiciones corales.

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El Festival Coral José María Bravo Márquez es un regalo y un orgullo para Antioquia. Orgullo porque el prestigio de los coros participantes y de las interpretaciones que aquí se escuchan han motivado la realización de festivales y formación de agrupaciones corales en otras latitudes. Regalo, porque este encuentro sigue ocurriendo por el tesón de organizadores que se entregan para gestionar, organizar y realizar un encuentro coral que cada año es memorable, así como por la generosidad de los coros e incluso de amigos del Festival, como el centenar de personas que aceptaron hacerse donantes para contribuir a sostener uno de los eventos impactados por la reforma tributaria, que castigó la cooperación del Estado y el sector social, y por decisiones de las empresas, que han enfocado sus actividades de responsabilidad social a la sostenibilidad, o sea a la acción directa hacia públicos y clientes. Este cambio les ha significado crear mediciones de impacto cuantitativo, poco pertinentes cuando del humanismo se trata, así como abandonar sus inversiones en filantropía que se orientaban a la co-construcción, con el Estado y las entidades sin ánimo de lucro, de mejores condiciones materiales, humanas y espirituales para toda la sociedad.

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Invitamos a que los aplausos que hoy ofrecemos con entusiasmo al Ensamble Vocal de Medellín; al maestro Jorge Hernán Arango García, su director, y a las treinta agrupaciones corales participantes suenen a cálida invitación a disfrutar de varios de los conciertos únicos que desde este miércoles y hasta el próximo sábado van a deleitar los oídos de los antioqueños. 

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