También hay dragones chinos más allá de “El Hueco”

Autor: Jorge Alberto Velásquez Peláez
22 agosto de 2019 - 12:02 AM

China será nuestro gran proveedor, y esperemos que en el futuro algo nos compre, además de petróleo.

Medellín

Jorge Alberto Velásquez Peláez

La hermosa Daenerys atacó la ciudad de Desembarco por vía aérea, desde su espectacular Drago, la mascota alada que vomitó fuego sobre la bella población, destruyéndola totalmente; así lo vimos en Game of Thrones, y desde entonces la mala fama de los dragones parece haber quedado entre nosotros, extendiéndose aparentemente a los dragones chinos, pues no de otra manera se puede entender que muchas personas afirmen que por culpa de ellos están desapareciendo algunas empresas colombianas. Sin embargo, buena parte de los habitantes de Medellín, y de casi todo el país, visitan con frecuencia sitios respaldados por la simbología de los dragones del país asiático: “El Hueco” y los Sanandresitos, donde encontramos espectaculares precios para todo tipo de productos, buenos, regulares y malos, bonitos, “lobos” y sofisticados, y miles de maravillosas cosas inútiles, o tan útiles como las “gafas oscuras”, en las que invertimos 15 millones de dólares al año.

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Debo decir, no obstante, que los dragones chinos son muy diferentes de los occidentales, pues no tienen alas, son sabios, y muy pacíficos. Y llegaron a Colombia, acompañando las ventas chinas que en 2018 sumaron 10.545 millones de dólares, tres veces la cifra registrada al comenzar la presente década. Es China nuestro segundo proveedor, con clara tendencia para ser el primero en dos o tres años, relegando de esa posición a los EE.UU. Pero esos dragones no siempre son generosos con los colombianos, y están arrasando con varios sectores -confecciones, calzado y marroquinería-; cubren nuestras calles, no de fuego, pero sí con miles de baratas motocicletas contaminantes y usurpadoras del mínimo espacio vial disponible; compiten con muy bajos precios con artículos plásticos y cerámicos nacionales, especialmente en “El Hueco” de Medellín, y en los Sanandresitos regados por todo el territorio nacional, donde también, dicho sea de paso, se ofrecen miles de productos chinos relativamente inofensivos, y miles de cosas más, de pacotilla. Pero quiero ser justo, pues hay otra cara de la moneda, de mejor semblante, y de mayor aporte al bienestar nacional, que nos permite afirmar que no todos los contenedores que vienen a Colombia procedentes de China terminan en las bodegas de nuestros diversos “huecos”. Muchos son recibidos por el Éxito, Alkosto, Falabella, por las empresas con reconocidas marcas de vestuario, y por los vendedores de celulares, electrodomésticos y computadores. Pero también llegan materias primas e insumos, maquinarias y equipos, partes y piezas, todo ello necesario para el desarrollo y crecimiento de las empresas y surgimiento de nuevas, y para mayor competitividad de la producción nacional. Importaciones de gran importancia que realizamos incluyen más de 600 millones de dólares en productos químicos, 395 millones en plásticos, y 760 millones de dólares en productos de fundición de hierro y acero. Incluso hay un caso contradictorio: el 44 por ciento de nuestras importaciones textiles proceden de China, con un valor el año anterior de 665 millones de dólares; si bien esto va en detrimento de la subsistencia de empresas como Coltejer y Fabricato, para solo mencionar dos, lo cierto es que la competitividad de esos insumos tiene que contribuir, sin duda, en reducción de costos de producción de las empresas confeccionistas colombianas, y mejores precios para el mercado nacional y mercados de exportación. El 89 por ciento de los celulares que usamos los colombianos provienen de China, pero la mayoría de ellos son vendidos por Apple y Samsung, que dominan el mercado por encima de Huawei; 1.626 millones de dólares importamos de estos teléfonos en 2018. Obviamente necesitamos celulares, como también televisores, computadores, e incluso ventiladores para nuestro calentamiento “personal” -compramos ventiladores chinos por 86 millones de dólares, diez millones más que lo que exportamos de aguacates a todo el mundo-. Y requeriremos muy seguramente de la tecnología china para el futuro del 5G, y de sus grandes avances científicos y tecnológicos, con los cuales sobresalen día a día.  Lamentablemente, como lo dije atrás, los dragones chinos nos han hecho daño. En 2018 les compramos 449 millones de dólares en ropa, 57 por ciento de las compras externas totales del sector, y con ello profundizamos la crisis de esta industria, sin que nadie se preocupe por las miles de operarias sin opciones de trabajo, algunas de ellas quizás esperando un pequeño ingreso para comprar una faldita china; y prácticamente lo mismo ocurre con los sectores de calzado y de marroquinería, que en conjunto compraron productos chinos por 326 millones de dólares, en perjuicio también de la producción doméstica. China será nuestro gran proveedor, y esperemos que en el futuro algo nos compre, además de petróleo.

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