La actual coyuntura por la que atraviesa la educación superior colombiana requiere de una apertura al diálogo con los actores de las movilizaciones (estudiantes y profesores), aspecto que no ha sido entendido por el Gobierno Nacional.
El ayuno voluntario adelantado por tres profesores universitarios (Juan Carlos Yépez, Adolfo León Atehortúa, Luis Fernando Marín) y un estudiante de la Uptc, José Leonardo Yoldy, con el fin de invitar al gobierno nacional para que se establezca una mesa de diálogo, que trate el grave problema de la desfinanciación de las universidades públicas, no tuvo respuesta del presidente Duque.
El movimiento universitario que inició en la Universidad de Antioquia, logró congregar a las agremiaciones de estudiantes (Unees, Acrees y Fenares) y a las diferentes asociaciones profesorales de las universidades públicas de Colombia; hoy se calcula que más de la mitad de las universidades públicas se han declarado en asamblea permanente, como mecanismo de presión que busca llamar la atención del gobierno nacional para que establezca una mesa de diálogo y concertación.
De manera insistente, tanto estudiantes como profesores, reconocen que el actual gobierno no tiene responsabilidad en la coyuntura actual y que el origen del problema se ubica en la concepción con la que se redactó la Ley 30 de 1992. Otra cosa es lo que piensan, al parecer, el presidente Duque (o mejor sus asesores) y los ministros de Hacienda y Educación, sobre los verdaderos motivos de las marchas y el paro nacional del sector de la educación superior estatal.
Hay quienes pensamos que el actual gobierno debería asumir el liderazgo para proponer y liderar iniciativas en los planos fiscal y legislativo, con el fin de cambiar la deplorable tendencia de ahogo financiero, que poco a poco acabará pasando factura a las universidades y que las obligará a disminuir su impacto en el contexto social.
Un ejemplo de esto es el acuerdo que ha suscrito el Presidente Duque con rectores de las universidades públicas el pasado viernes, en donde se hacen anuncios relacionados con el incremento de las transferencias de la nación a las universidades en los próximos cuatro años y con los esfuerzos que hará el equipo presidencial para conseguir que un billón de pesos de las regalías se destinen a gastos de inversión en infraestructura de las universidades públicas.
He seguido con atención los comunicados de estudiantes y profesores, las movilizaciones realizadas en las últimas semanas y los espacios que diferentes medios de comunicación han abierto, para que estos dos estamentos universitarios expliquen a la opinión pública la problemática por la que atraviesa la educación superior oficial, y encuentro que en ningún momento se señala como culpable al gobierno actual. Todo lo contrario nos encontramos con una protesta legítima, desarrollada de manera racional y bien argumentada, con voceros respetuosos y conocedores del tema, con propuestas decantadas y factibles que permiten resolver o propiciar un cambio en la tendencia financiera actual y futura de las universidades públicas.
Por el momento ya se anunció una nueva marcha de los estudiantes para el 31 de octubre, que como la ha pronosticado Yamit Amat, será “cívica, alegre y no violenta”, como las marchas hasta ahora desarrolladas por estudiantes y profesores, que no tiene otro objetivo que llamar al actual gobierno para que conforme una mesa de diálogo y para que lideré las iniciativas que permitan resolver la coyuntura actual.
Me he referido en otras columnas, en el sentido de que estoy convencido que tenemos una Ministra de Educación, Dra. María Victoria Angulo, a la altura de los desafíos actuales de la educación; de cómo se resuelva esta situación de la financiación de las universidades públicas, dependerá su gestión en los próximos cuatro años. Me encantaría que una vez superado lo relacionado con el Sistema de Educación Superior, las iniciativas sobre cobertura, ruralidad, inclusión y calidad cobrarán valor y preponderancia como temas principales de la agenda de la educación nacional.
Independiente de los acuerdos suscritos entre el presidente Duque y la Ministra de Educación con los rectores de las universidades públicas, considero importante que se haga el acercamiento para que se instale la mesa de diálogo y concertación que piden estudiantes y profesores. En la medida en que los diferentes estamentos se sientan escuchados y se hagan parte de la solución, las propuestas para superar la crisis tendrán mayor respaldo y compromiso para consolidarse.
Nota: un profundo agradecimiento a mis colegas y al estudiante que asumieron el ayuno voluntario, con su ejemplo, se está mostrando que es tiempo de manifestaciones pacíficas (resistencia no-violenta).