Los expertos Santiago Ortega y Diego Zapata, ciudadanos preocupados por la calidad del aire, presentan propuestas para contener la contaminación y la congestión en Medellín,trascendiendo el pico y placa.
En colaboración con Diego Zapata
En estos días de aire mortal en Medellín, las conversaciones casuales siempre caen en las medidas que se deberían tomar y de cómo evitar que esto siga pasando. Se habla del problema y la desorganización de los buses de Medellín, de la falta de integración real del transporte público, de las pocas ciclorrutas para que le gente se mueva en bici por las zonas planas, y como no, del pico y placa.
El pico y placa, una medida mal copiada de Bogotá, es la única que los gobernantes de Medellín han podido usar contra la congestión, y se sigue usando a pesar que ha multiplicado el número de carros, y que en Medellín el pico y placa solo sirve para desplazar el taco unas horas. Con las medidas de expandirlo a todo el día se habla de que podría ser más efectivo, pero ¿qué tal si tratamos de trascenderlo?
Tanto la congestión como la contaminación atmosférica son costos que generan los que andan en vehículo particular y que todos pagamos. Por eso una de las formas más efectiva de generar ingresos para proyectos de movilidad limpia, y de desestimular el uso del carro es precisamente que la gente pague por la congestión y la contaminación que ellos mismos producen. Pero como nuestros políticos no son capaces de darse la pela de montar peajes urbanos, hay que pensar en una cosa que aproveche los estímulos económicos sobre los cuales la gente toma sus propias decisiones, y regulan la ciudad. Ahí entran los sobrecargos por congestión.
La idea fundamental es que el uso del carro y la infraestructura vial sea óptimo, y que se cobre distinto de acuerdo con su utilización. En horas pico y en zonas congestionadas se debe pagar más porque hay más contaminación, mientras que alguien que use su carro para trayectos cortos en horas valle pueda ser premiado por el uso racional del mismo.
Para experimentar con esto se puede plantear una hoja de ruta relativamente sencilla, aprovechando las cámaras de foto multas. Lo primero es implantar un pico y placa de día entero, que evite que el taco se desplace y que obligue a la gente a buscar una movilidad distinta. Con esto viene lo mejor de la medida: si el ciudadano se matricula en el programa de cargo por congestión, puede sacar su carro cuando quiera.
En el programa del cargo, la persona registra su vehículo, su celular y una cuenta bancaria, y de acuerdo con como use su vehículo, se le va cobrando. Por ejemplo, sacar el vehículo en hora pico, genera un costo. Usar las vías más congestionadas de la ciudad, genera costo. Incluso entrar al centro genera un costo por el tiempo que el vehículo esté dentro. Las cámaras registran las entradas y la localización y se manda una notificación en tiempo real al usuario.
Es muy importante que el cobro sea en tiempo real porque eso juega con la psicología del usuario. Un pago anual, así sea mayor, se diluye en la decisión. Pero saber que sacar el carro en hora pico entrar al centro vale 10,000 pesos, inmediatamente hace que el usuario tome una decisión económicamente óptima antes de sacar el carro. Gran parte del problema de movilidad se puede solucionar así, con una buena mezcla de garrote y zanahoria.
Ahora, si le metemos tecnología al asunto la cosa puede ser incluso más potente. ¿Qué tal si el impuesto de rodamiento se pagara de acuerdo con lo que efectivamente se ruede? Con cámaras con y los sensores en los celulares se podría liquidar la rodada mensual, en vez de pagar un impuesto fijo. ¿Y si pensamos que el costo de sacar el carro sea dinámico, y que así como en un Uber, lo que se cobra dependa de la cantidad de carros que haya rodando en ese momento?
Medellín, que quiere ser la ciudad de la cuarta revolución industrial en América Latina, puede ser la plataforma perfecta para esto. Hay que ver si alguno de los aspirantes a alcaldes toma nota de esto y lo usa como una medida adicional a lo que ya sabemos que hay que hacer: sacar los buses chimeneas, organizar las rutas de buses, lograr un sistema de transporte integrado con único cobro, y hacer en un envión por los 400 kilómetros de ciclorrutas ya, en vez de esperar hasta 2030.