Un debate demócrata en tablas

Autor: Rafael Bravo
15 septiembre de 2019 - 12:03 AM

El exvice Biden, líder en las encuestas, pudo sortear los ataques de sus rivales sin mayores argumentos y evitando caer en los “gafes” que con frecuencia dejan la impresión de ser alguien a quien la edad le pasa factura

Medellín

Poco a poco se va decantando la lista de aspirantes a la Presidencia por el partido demócrata. En el último debate la baraja se redujo a diez candidatos y para el próximo muy seguramente continuará la poda dadas las condiciones impuestas por la Comité Nacional Demócrata, donde los candidatos deben tener un porcentaje de aceptación en las encuestas no inferior al 2 por ciento y recibir donaciones de no menos de 130.000 personas. Ciertamente, aún estamos a un poco más de un año para las elecciones, pero la democracia norteamericana muestra su fortaleza con una participación numerosa que no tiene antecedentes.

Lea también: La baraja demócrata para 2020

A pesar de los llamados a la unidad, los aspirantes fueron marcando las diferencias con sus propuestas en las que el exvice de Obama, Joe Biden, pintando como favorito, insiste en que su plan de salud es más realista frente lo que proponen los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren denominado “Medicare para todos” donde nadie se queda por fuera, pero a un costo estimado en 30 billones de dólares en un período de 10 años. Una batalla donde el progresismo liberal de Sanders y Warren responde al llamado de un capitalismo más justo y equitativo.

Precisamente, la senadora por Massachussets quien a pesar de no haber tenido la mejor de las presentaciones, viene creciendo entre los electores gracias a su énfasis en la solución a los problemas que aquejan a la clase media norteamericana. Con su tono profesoral y académico demuestra con suficiencia el manejo de los temas que interesan a la gente. Está por verse de donde saldrán los dineros que soportan un plan de gobierno solo gravando a las multinacionales y los ricos con tasas impositivas que pueden poner en peligro la inversión.

El centro del debate giró en torno a los planes de salud, inmigración y política exterior estando en juego el legado Obama con distintos enfoques de política. El partido demócrata por momentos parece un árbol de Navidad que reparte y regala no importa el costo fiscal y donde la ley ahora debiera tener otra interpretación. Vamos por partes: ya se mencionó arriba como el plan de salud del sector progresista no es viable económicamente en un momento en que la deuda crece sin parar en el gobierno Trump. El faltante anual se aproxima al billón de dólares.

En cuanto al tema migratorio, con la excepción de la senadora Klobuchar y los que ya no están en la contienda por sus posiciones moderadas, los Estados Unidos debieran suspender las deportaciones de indocumentados y abrir las fronteras para que lleguen todos. Una cosa es legalizar a los millones de sin papeles y otra que la ola migratoria representada en miles de centroamericanos parqueados en México entren sin condiciones.

Quienes solicitan asilo político como consecuencia de la violencia que azota a Centro América, debieran tener su oportunidad respetando sus derechos al tiempo que se impida el ingreso de personas con antecedentes. Biden ingenuamente eludió el cuestionamiento del periodista Jorge Ramos por los casi 3 millones de deportados durante la administración Obama afirmando que el “presidente hizo lo mejor que podía en su momento”.

La discusión sobre política exterior se limitó a la salida de las tropas de Afganistán y lo que dejó la errónea e inútil invasión a Irak. Ausentes, iniciativas de modo que los Estados Unidos recuperen el liderazgo mundial en un momento en que Donald Trump se aleja de los aliados y abandona el acuerdo sobre el cambio climático. La reconstrucción del orden internacional bajo los principios liberales es una tarea que no da espera.

Le puede interesar: ¿Hacia dónde van los demócratas?

Al final, el exvice Biden, líder en las encuestas, pudo sortear los ataques de sus rivales sin mayores argumentos y evitando caer en los “gafes” que con frecuencia dejan la impresión de ser alguien a quien la edad le pasa factura. Falta mucho para que el ganador de las primarias se enfrente a un Donald Trump que no escatimará esfuerzo por salir reelegido.

 

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