Maduro y su cartel harán todo lo posible para perjudicar a Colombia en esta encrucijada. Y a nadie se le escapa lo que ello significaría para la salud pública de los colombianos
La dictadura de Maduro, vengo diciendo, es el principal desafío a la seguridad nacional en lo que tiene que ver con la pandemia del coronavirus porque ese país, destruido y saqueado como está por el cartel de los soles, no tiene con qué hacerle frente. Los hospitales están desmantelados, no tienen cómo atender el número de contagiados que logra llegar a sus puertas, no hay equipamiento médico ni pruebas suficientes, los cortes de agua y energía son el pan de cada día, el hacinamiento en ellos es caldo de cultivo para la infección.
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Esto, para no hablar de la desprotección total de la población para enfrentar el virus en sus casas: la gente no encuentra qué comprar en los almacenes, en medio de una especulación y acaparamiento crecientes por parte de los funcionarios gubernamentales, la gasolina está racionada y las condiciones de la cuarentena son más que precarias. Todo esto, envuelto en un discurso patriotero que esconde la tragedia, en medio de la carencia más absoluta de cifras confiables, según las cuales no hay casi enfermos, y, mucho menos muertos, en un país donde la presencia de chinos, fuente de la pandemia, es común.
En una situación como esas, la posibilidad de una desbandada de ciudadanos venezolanos hacia Colombia en busca de tratamiento y atención, es creciente, con fronteras porosas y casi imposibles de contener. Hasta ahora no ha sucedido, pero ello no significa que no sea un peligro latente y, eventualmente, inminente, porque Maduro y su cartel harán todo lo posible para perjudicar a Colombia en esta encrucijada. Y a nadie se le escapa lo que ello significaría para la salud pública de los colombianos, cuyo gobierno ha venido haciendo la tarea con seriedad y buen juicio.
Lo que ha ocurrido, en cambio, es que se está produciendo un retorno de venezolanos a su país, y no sólo desde Colombia, sino desde el Ecuador. Lo hacen en buses, financiados por un misterioso personaje de esa nación, que paga cuatro millones de pesos por bus; pero también cubren el largo trayecto caminando, con el peligro que eso representa. Estas personas, además, producen aglomeración en Cúcuta y, entonces, de nuevo, condiciones propicias para la expansión del virus, última parada antes de ingresar a su país a un campo de concentración, a pocos kilómetros de la frontera, lo que también significa un peligro para nosotros. Ya son miles, hombres mujeres y niños, sin ningún o muy escasos elementos de protección para su viaje. Regresan estimulados por promesas del dictador Maduro con el objetivo de hacer propaganda anticolombiana. En suma, todos ellos son unos potenciales propagadores del virus en el país, una verdadera arma biológica que podría ser manipulada por las manos de criminales que, como ya lo señalé más arriba, no tienen el menor escrúpulo en sabotear a nuestro país.
El retorno de los venezolanos a su país no es incompatible con una posible desbandada de allá hacia nuestro territorio, más adelante. Son dos caras de la misma moneda de la estrategia del Cartel frente a nuestro país, cuyo tercer elemento es el aumento del tráfico de drogas ahora que, previsiblemente, los ya escasos muros de contención de nuestro gobierno en el campo militar están concentrados en atacar la pandemia.
Las disidencias, el Eln y los otros grupos del narcotráfico estarán aprovechando esta oportunidad para aumentar su producción y exportación. Puede ser que Venezuela no sea, en el mediano plazo, una ruta segura, por las medidas tomadas por el sistema judicial de los Estados Unidos contra Maduro y su banda. Pero, USA difícilmente emprenderán acciones de envergadura en el corto plazo, y los criminales venezolanos y colombianos aprovecharán ese lapso para preparase ante una posible embestida, allá, apoyando a los paramilitares de las milicias bolivarianas, que serán su último bastión, en caso de catástrofe; y aquí, aumentando su dominio territorial y sus cultivos.
¿Qué ocurrirá en las fechas cercanas a las elecciones de USA? Eso está por verse. Si Trump sale golpeado de la pandemia, podría optar por algunas medidas de bloqueo o fomentar algún alzamiento interno. Si eso llegase a ocurrir, los días de la dictadura podrían estar contados y la zona de confort de las disidencias de las Farc, el Eln y los otros grupos ilegales que narcotrafican, llegaría a su fin. Si otro fuese el escenario, habría que esperar para analizar las variables que se presentasen.
En todo caso, el gobierno colombiano debería estar preparado para enfrentar el desafío de la pandemia en la doble vía que se presenta en el vecino país. Si ese pulso se perdiera, el país resultaría gravemente afectado y las consecuencias serían impredecibles.