Willington Ortiz edificó una notable carrera futbolística entre 1972 y 1988, con ocho títulos. Jugó en tres clubes.
El gol antológico que le convirtió en 1981 a River Plate con la camiseta del Deportivo Cali en el estadio Monumental plasma todo lo que fue como futbolista durante sus 17 años de rica trayectoria.
Willington Ortiz arrancó desde atrás de la mitad de la cancha y le ganó en velocidad y fuerza a Daniel Passarella, capitán y campeón del mundo tres años antes con Argentina, gambeteó y dejó en el suelo a Ubaldo Fillol, el mejor portero argentino de todos los tiempos, y resistió una fuerte entrada de Alberto Tarantini, para inmortalizar su nombre.
Un gol que solamente puede convertir un genio, un crack en todo el sentido de la palabra. El juego del Viejo Willy, como se le conoce, reunía magia, habilidad, gambeta, velocidad, fuerza y gol.
Aquí con Diego Armando Maradona, previo a un partido por la Eliminatoria al Mundial de México 1986.
Ortiz es considerado para muchos el mejor futbolista colombiano de todos los tiempos. Y cómo no, si a lo largo de su carrera deportiva se convirtió en un atractivo, un imán que atraía a miles de espectadores en todos los estadios y solamente por caprichos de directivos de la época se privó de jugar en el fútbol de Europa.
“Hoy todavía la gente tiene en su memoria el nombre de Willington Ortiz… donde quiera que voy me piden fotos y autógrafos, para uno es muy lindo ser recordado con cariño tantos años después, eso quiere decir que hice algo bueno. En su momento me buscaron equipos de España, como Barcelona y Valencia, pero los dirigentes de la época no me dejaron ir. Uno estaba amarrado a lo que ellos decidieran, no es como ahora que es normal que los jugadores salgan al exterior”, evocó el otrora escurridizo atacante.
Alguna vez Carlos Bilardo, entrenador que condujo al seleccionado argentino al título mundial en 1986, lo definió así: “Willington Ortiz ha sido y es importante para el fútbol de Colombia. De haber estado en otro país hubiese tenido mayor trascendencia. Yo lo conocí muy bien y fue un jugador excepcional en todo el sentido de la palabra, con unas cualidades técnicas que lo convirtieron en insustituible. Él sabe hacer todo y con una modestia conmovedora. Debe quedar claro que Willington Ortiz significaba para la selección Colombia que yo dirigí, lo que después significó para Argentina la presencia de Diego Maradona”.
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Despreciado por un entrenador en las divisiones menores del América, quien le dio a entender que se dedicara a otra cosa, el Viejo Willy no desistió y en 1972, con 19 años, encontró su lugar en Millonarios, donde rápidamente deslumbró con sus excelsas condiciones.
Con los Azules de Bogotá logró los títulos de los torneos de 1972 y 1978. Paso por el Deportivo Cali entre 1980 y 1982, y en 1983 tuvo revancha con el América, con el cual obtuvo tres subtítulos consecutivos en la Copa Libertadores: 1985, 1986 y 1987. Con la selección Colombia también dejó huella: disputó cuatro clasificatorias, para los Mundiales de 1974, 1978, 1982 y 1986, fue subcampeón de la Copa América y jugó los Olímpicos de Múnich 1972.
Además fue el primer futbolista colombiano en ser invitado a los partidos de exhibición internacionales con estrellas orbitales, que en aquel entonces se conocía como “Resto del mundo”.