Hay casos como el de Medellín, en el que el estilo de gobierno quiere hacer ver al ciudadano como un mero legitimador del carisma del mandatario, pero no de su desempeño
Las ciudades no empiezan cada cuatro años, es cierto. Que hay administraciones que les cuesta salir del cero porciento, también lo es. A Medellín parece estarle pasando lo segundo, porque de acuerdo a algunos indicadores a dos años de iniciado este periodo de gobierno, hay temas que parecen aún no despegar y otros de tiempo atrás que no han podido solucionar.
La transición democrática entre una administración y otra, por supuesto, implica cambios en los estilos y preferencias de gobierno. Cambia el eslogan, el equipo de trabajo, los estilos administrativos, además el presupuesto tiene sus variaciones de acuerdo a decisiones políticas; que son sanas y legítimas. Sin embargo, hay casos como el de Medellín, en el que el estilo de gobierno quiere hacer ver al ciudadano como un mero legitimador del carisma del mandatario, pero no de su desempeño. Pero como las ciudades no son las administraciones, cae bien una revisión de lo hecho hasta ahora.
El Observatorio de Políticas Públicas del Concejo de Medellín realizó un estudio sobre la evolución presupuestal y el cumplimiento del Plan de Desarrollo de la ciudad, para lo cual —con corte a junio de 2017— realiza un escalafón con los indicadores con mejor y peor desempeño.
Por ejemplo, hasta ahora y de acuerdo a ese informe, no se ha formulado ni adoptado ninguno de los 25 Proyectos Urbanos Integrales prometidos, los estudios de aplicabilidad de los instrumentos de intervención del suelo y su financiación van en cero porciento, al igual que el inventario municipal de asentamientos humanos localizados en zonas de alto riesgo no mitigable realizado.
En materia educativa tampoco se habla de importantes avances. No se ha construido ninguno de los cinco jardines infantiles prometidos, ninguna de las seis plantas físicas de instituciones educativas ha empezado obra y el proceso de implementación del bachillerato internacional en una de las instituciones oficiales está en ceros.
El medio ambiente y la movilidad sostenible, que son las principales prioridades de la ciudad hoy de cara al futuro, algunos resultados están en el aire. El plan de gestión integral para el cambio climático formulado está en cero por ciento. De los 80 kilómetros de ciclorrutas sólo había (a junio de 2017) seis diseñados y tres construidos.
La atención a problemáticas de poblaciones como víctimas y mujeres tampoco sale bien librada de acuerdo al avance de algunos de estos indicadores.
Estos son algunos ejemplos de indicadores plasmados en el Plan de Desarrollo y que son de directa responsabilidad de la administración local; no como el corredor de la 80 que está embolatado, pero quieren achantarle la responsabilidad al gobierno nacional. ¿Estamos en ceros?